Apenas Mario Vargas Llosa (86 años) inició su romance con Isabel Preysler (71 años), el escritor se instaló en la casa que ella tiene en Puerta del Hierro en Madrid.

Allí daba sus paseos matutinos. No se sentía a disgusto en este ambiente del que supuestamente renegaba. Su convivencia era a cuerpo de rey.

El ambiente en la vivienda de la socialité no es el mismo que cuando el peruano se instaló en 2015. Está lleno de hijos, nietos, yernos y futuras nueras. La prensa española señala a la algarabía existente en el lugar como una de las razones que habían propiciado el distanciamiento de Mario Vargas Llosa.

Al parecer, la presencia de familiares y los intereses poco literarios que estos tendrían habrían ‘espantado’ al Premio Nobel de Literatura.

Pero “fue en casa de Isabel donde comenzó una lujosa rutina, desconocida por muchos, que contaba con un mayordomo que le preparaba la ropa cada vez que salía e incluso lo ayudaba a vestirse”, según el ABC.

Ayuda de cámara, desayunos con fruta natural y algo de ejercicio constituía su modo de comenzar el día.

“Antes de dormirse necesitaba llevar a cabo una manía muy particular: buscaba a Isabel para que ella fuera a arroparlo y le diese un beso en la cama”, describe el citado medio.

Con un romance ya muy resquebrajado, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler afrontaron las polémicas de Tamara Falcó (hija de Isabel) tras su ruptura con Íñigo Onieva.

Alejado del foco mediático, Mario Vargas trata de recuperar la que era su vida. Se ha reencontrado con sus hijos -poco admiradores de Isabel Preysler-, se ha centrado en su faceta profesional.