Isabel Preysler se centrará ahora en sus hijos y en sus nietos tras el rompimiento con Mario Vargas Llosa. En los últimos meses ha estado especialmente pendiente de Tamara Falcó. La marquesa de Griñón ha sido la gran protagonista de la familia debido a su ruptura con Íñigo Onieva y a su nueva ilusión con Hugo Arévalo. 

Tras confirmar su ruptura con Mario Vargas Llosa, Isabel habría decidido poner tierra de por medio y abandonar España por unos días. Pasó la Nochebuena en Madrid, donde compartió con sus hijas Ana y Tamara.

Se manejan dos hipótesis: que, como es habitual en estas fechas, se haya marchado a Estados Unidos o que disfrute de un nuevo viaje de chicas con su hija Tamara Falcó, como hicieron hace unas semanas a las Maldivas. Podría haber viajado hasta Miami para visitar a sus hijos mayores, algo que suele hacer e instalarse en casa de Chábeli. Su estancia en el extranjero durará hasta después de fiestas y no regresará hasta mediados de enero.

Isabel Preysler conoció al premio Nobel de Literatura en julio de 1986, cuando le hizo una entrevista para la revista ¡HOLA! En ese momento el escritor estaba casado con Patricia Llosa y solo entablaron una buena amistad. Fue casi 30 años después cuando el destino quiso que sus caminos volvieran a cruzarse. 

Tras el fallecimiento de su esposo, Miguel Boyer, el 29 de septiembre de 2014, ella volvió a darse una nueva oportunidad con Mario Vargas Llosa, para el que siempre tuvo palabras de admiración: “Hay mucha complicidad. Hemos llegado a entendernos muy bien y lo seguimos pasando muy bien juntos. Mario se lleva divinamente con mis cinco hijos y eso para mí es muy importante”, dijo.

El mes de mayo no fue fácil para ellos. Se contagiaron de coronavirus y, aunque para Isabel fue mucho más llevadero, en el escritor el problema de salud se complicó. Desarrolló una neumonía, Isabel Preysler estuvo pendiente de él, al igual que sus hijos, quienes no se despegaron de su lado durante su ingreso hospitalario. 

Fue el pasado 15 de noviembre, cuando acudieron al cumpleaños de su amigo Gregorio Marañón en Madrid. Un mes antes disfrutaron de una velada muy especial presidida por los reyes Felipe y Letizia. Junto a otros muchos invitados acudieron a la presentación de la ópera Aída, de Giuseppe Verdi, con motivo de la inauguración de la nueva temporada del Teatro Real.