Cuando en 1990 Metallica ganó su primer Grammy en mejor interpretación de metal (categoría que se inauguró en esa edición), la comunidad metalera lo recibió no solo como el reconocimiento a la banda, sino al thrash como género, que sin pretenderlo había emergido del underground y llegado a las masas, estaba vendiendo discos y aceitando la máquina que hace billetes.

¿Pero en serio en 2023 no hubo trabajos más destacados que el 72 seasons de Metallica, que se llevó el galardón? No digo que sea malo, ya que siempre se agradece escuchar los riffs de James Hetfield. Mi punto es que al parecer los organizadores de los Grammy están más interesados en inflar egos y firmar contratos, que en dar vitrina a las bandas que hacen que el metal siga siendo la música interesante que amamos. Ni siquiera la lista de candidatos nos convenció (excepto Slipknot).

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Le recomendamos cuatro nombres que merecían formar parte de los nominados a los Grammy. No pretendemos que los organizadores tengan el coraje de incluir grupos de brutal death o grind, como Incantation, Suffocation, Cryptopsy o Rotten Sound, todos ellos con excelentes discos lanzados en 2023, dado que tienen audiencias limitadas y, al fin y al cabo, la industria lo que quiere es vender.

Sin embargo, es tarea de la industria también crear mercados y visibilizar la diversidad de la oferta, si quiere asegurar su sostenibilidad.

CRYPTA

¿Sabrá la gente del Grammy que en Latinoamérica se hace metal? ¿Y que muchas mujeres hacen metal? Nominar a Crypta por su disco Shades of Sorrow habría sido la decisión perfecta para enmendar dos descuidos históricos.

Además, sus cuatro integrantes de seguro no pasaban desapercibidas de haber sido invitadas a la gala (juzguen los lectores al ver la foto). Habría sido interesante ver en un selfi juntas a la guapa Fernanda Lira, su vocalista y bajista, con Karol G (que ganó el Grammy estadounidense, así que sí se puede) y leer las reacciones de sus respectivas legiones de fans. El choque de estilos (de vestir y de música) habría generado mucho.

Ahora todos quieren ser latinos, pero no todos necesariamente quieren hacer reguetón. Y el solo hecho de nominar a Crypta habría servido para activar el interés (y las ventas) en la región. La industria gringa no solo está perdiendo la oportunidad de reforzar su posición en un país como Brasil, con más de 214 millones de habitantes, sino en toda América Latina, un mercado gigantesco. Los organizadores de los premios necesitan con urgencia una asesoría.

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KATATONIA

Suecia es una tierra bendita para el metal, al punto de que pareciera que tiene más grupos que habitantes.

En la edición anterior ya fue nominado Ghost de ese país, que repitió este año, pero en su lugar bien pudo estar Katatonia. Con más de tres décadas de carrera, en los que han incursionado en el doom death, el gótico y el rock alternativo y progresivo, su hermoso Sky Void of Stars es un álbum que perfectamente podría atrapar a los fans de Tool (que tiene tres Grammy en esta categoría, por si acaso) y en general a todo oyente de la música compleja y emotiva.

DYING WISH

Si nominaron a Slipknot, bien pudieron haber incluido a estos estadounidenses de Portland que el año pasado lanzaron su segundo álbum, Symptoms of Survival, que resume agresividad y melancolía en poco más de treinta minutos.

Sin embargo, la banda tuvo la inteligencia suficiente para elegir para video el tema Paved in Sorrow, en el que Emma Boster demuestra que tiene una hermosa voz limpia, que contrasta perfectamente con su vozarrón gutural.

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GODFLESH

En años anteriores, los Grammy han tenido el buen gusto de premiar o nominar a grupos con raíces en la música industrial, como Nine Inch Nails, Ministry o Rob Zombie. Así que perfectamente el disco Purge, de los ingleses Godflesh (una especie de reinterpretación de Pure, de 1994), pudo haber tenido un espacio entre los escogidos para la más reciente gala. Una oportunidad perdida para homenajear los 36 años de un grupo que ayudó a llevar el metal más allá de sus fronteras.

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