
Estefanía de Mónaco anuncia su retiro y quiere ceder su legado a sus hijos
La princesa Estefanía de Mónaco revela su deseo de jubilarse tras años dedicada a causas sociales y a su familia
Estefanía de Mónaco nunca fue una princesa convencional. Hija menor de la icónica Grace Kelly y del príncipe Raniero III, se ganó el apodo de “la rebelde del Principado” por su carácter indomable, sus incursiones en el mundo del espectáculo y su firme decisión de vivir su vida lejos del protocolo.
Hoy, a los 60 años, la hermana del príncipe Alberto ha decidido dar un paso al costado. “Siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir”, declaró en una sincera entrevista con la revista Point de Vue.
La princesa, que desde hace tiempo mantiene un perfil bajo, quiere despedirse oficialmente de sus funciones institucionales. Y aunque muchos puedan pensar que ser parte de la dinastía Grimaldi es un retiro en sí mismo, Estefanía asegura que aún le queda un deseo por cumplir: la jubilación.
Herederos de su legado social
Lejos de los palacios y las galas, Estefanía ha dedicado las últimas décadas a causas que realmente la apasionan. Entre ellas, destaca la lucha contra el VIH, que canaliza a través de su fundación Fight Aids Monaco, y el albergue para personas sin hogar que fundó en Carpentras, Francia.
“Lo hice porque sentía que debía usar mi fama para servir a una causa”, confiesa. También ha sido una gran defensora de los derechos de los animales y una incansable promotora de las artes circenses, afición que heredó de su padre y que la llevó incluso a subirse al escenario como artista de circo.
Ahora, desea que sus hijos sean quienes sigan con esa misión. Paulina y Louis Ducruet -frutos de su relación con Daniel Ducruet- y Camille Gottlieb, hija del guardaespaldas Jean-Raymond Gottlieb, crecieron viendo a su madre volcarse en estos compromisos. “Me acompañaron en mis visitas. ¡Hoy les toca a ellos tomar el relevo!”, afirma orgullosa.
La princesa que lo vivió todo
Pocos royals han vivido tantas vidas como Estefanía: fue cantante, modelo, diseñadora de trajes de baño y artista de circo. Y aunque durante años fue objeto de críticas por alejarse del papel tradicional de princesa, su autenticidad conquistó al público.
Con su estilo bohemio, su mirada melancólica marcada por la trágica muerte de su madre en un accidente de coche en el que ella también estuvo presente, y su entrega a causas poco glamurosas, se convirtió en una figura entrañable, humana y muy diferente al resto de la realeza europea.
Su historia ha estado marcada por altibajos, pero también por una fortaleza admirable. “Vivo cada momento plenamente con mis nietos, mis seres queridos, mis animales”, reveló. “Y tengo la suerte de gozar de buena salud y siempre estar dispuesta a emprender un nuevo proyecto. Por todo ello, doy gracias a la vida”.
Un adiós sin dramas... pero con privilegios
¿Significa este retiro que Estefanía desaparecerá por completo de la escena pública? Aún no está claro. Lo que sí se sabe es que dejará sus responsabilidades oficiales con una pensión anual estimada en 800.000 euros (unos 922 mil dólares, aproximadamente).
Esta cifra estaría garantizado por su hermano, el príncipe Alberto II. Los números fueron revelados recientemente por Claude Palmero, excontable de los Grimaldi, tras su polémica salida del círculo cercano del soberano.
Con esa seguridad financiera, Estefanía podrá disfrutar de una vida tranquila en compañía de quienes más ama, sin renunciar a la posibilidad de involucrarse -de forma puntual, claro está- en las causas que siguen latiendo en su corazón. Porque, como ella misma ha demostrado, aunque una princesa se jubile, su espíritu rebelde nunca se apaga del todo.
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