Es cierto que el rey Carlos III (75) ha ocupado por varios meses el foco mediático a causa del cáncer que padece. Por ese motivo, se ha sometido a un calendario de tratamientos regulares que lo han mantenido alejado de los actos públicos.

Sus pocas apariciones se han reducido a reuniones periódicas con autoridades de Reino Unido y algunos mensajes en sus redes sociales, a lo que se suma el audio emitido durante una misa de Semana Santa.

Pero su ausencia terminó cuando el pasado fin de semana acudió a la tradicional misa de Pascua en la catedral de San Jorge en el Castillo de Windsor. Allí el rey se mostró cercano y feliz de volver a la vida pública aunque fuera únicamente para esta ocasión.

Luego de ese esfuerzo, y mientras sigue el tratamiento en favor de su salud, tiene planificado un inesperado viaje: una escapada romántica junto a su esposa, Camila, “a un lugar conmovedor la próxima semana después de una respuesta alentadora a su tratamiento contra el cáncer”, informa The Mirror. Según el medio, los reyes dejarán Londres para dirigirse a Birkhall, la vivienda privada de los monarcas en Escocia, en el terreno del icónico castillo de Balmoral.

La pregunta que muchos se hacen es por qué ahora. Y la respuesta es simple: el 9 de abril se celebra el 19 aniversario de su boda, en una ceremonia que no estuvo exenta de polémica.

Fue justamente en Birkhall donde disfrutaron de su luna de miel. Es, por tanto, un lugar especial que han decidido visitar luego del revuelo que ha perseguido a la Casa Real británica desde el pasado mes de enero.

Y es que la relación entre los reyes va viento en popa. “Carlos está completamente enganchado a Camila, vive obsesionado por ella y no paró hasta que se casó. Camila ha sido el gran amor de su vida, él que no está acostumbrado a que le rechacen vive enganchado a ella”, asegura Lara Ferreiro, psicóloga especializada en parejas y autora del libro Adicta a un gilipollas, al analizar el vínculo que une a estos peculiares royals.

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