¡A todo color! Desde cuadros, platos, macetas, alpargatas hasta chaquetas pintadas con diferentes estilos se puede ver en el estudio donde nos reciben las hermanas Alejandra y Emilia Vera.

Desde su infancia no había momento libre -que recuerden- en la que no hayan tenido contacto con las pinturas y los pinceles. Lo que al principio parecía un pasatiempo en familia, con el tiempo se transformó en un emprendimiento.

Todo comenzó en la pandemia. La necesidad ante los días difíciles dieron forma a Verami, cuyo nombre resulta de la unión de sus apellidos Vera Mieles.

En este lugar ellas han asumido la responsabilidad de compartir sus conocimientos de pintura en talleres para niños, jóvenes y adultos mayores, así como también, a familias y empresas. Aunque también, hay la posibilidad de que su estudio sirva como un plan de salida para quienes quieran ir a pintar y a la vez pasarla bien.

Pero no son solo ellas. Las suelen acompañar más miembros de su familia. “Son nuestras ayudantes”, bromean. Están su otra hermana, Luisa, mamá Rosa y abuela Titi quien tiene 92 años. Tres generaciones de mujeres en donde ninguna se queda con conocimientos. Todo lo comparten y hacen sentir a quienes asisten, esa calidez de hogar.

PLANES EN MODO ARTE

“Ya sea como un plan después de la oficina, o una excusa solo para verse y compartir entre amigas, es lo que nos gusta ver en el estudio”, dice Rosa, la mamá de estas hermanas.

Y allí es donde ocurre el arte. La gente sale con su cuadro, chaqueta o lo que ellos prefieran pintar.

“Suele ser 3 horas, pero a veces nos extendemos una media hora más para ayudarlos a pulir detalles”, añade.

Pero como artistas, las hermanas, no se quedan quietas. De modo que Emilia y Alejandra ya han empezado a trasladar su emprendimiento donde otros las requieran. “Hemos tenido oportunidad de ir a casas para que los integrantes de la familia se diviertan pintando, y asimismo, a empresas para dictar talleres de pintura que conecten emocionalmente con sus colaboradores”, cuentan y ejemplifica “Hace poco, en una compañía, hicimos que los empleados pinten sobre chaquetas sus rostros de cuando eran pequeños”.

Así es como estas mujeres imponen un plan diferente a lo tradicional, y además, divertido.

APASIONADAS POR ENSEÑAR

Estas hermanas tienen una amplia formación en pintura. “Mamá es la que nos descubrió este talento y eso hizo que desde los cinco años estuviéramos en talleres de dibujo y, luego, en cursos más especializados donde pintábamos con acrílico, óleo y acuarela”.

Hasta ese entonces, no pensaron que se dedicarían al arte. Alejandra es tecnóloga en publicidad, y Emilia, en cambio, se graduó en Administración de empresas.

“En pandemia, cuando todo se paralizó, incluso nuestros trabajos, empezamos a pintar y posteamos las obras en nuestras cuentas personales de Instagram. La gente comenzó a hacernos pedidos hasta que con Ale decidimos enseñar lo que sabíamos”, relata Emilia.

Así estas hermanas empezaron a hacer equipo -nuevamente- pues no era la primera vez que emprendían juntas. “De chicas vendimos desde rosas hasta tarjetas pintadas”, agrega Ale.

El “prueba y error” de antes hizo que esta vez vayan con más experiencia y así formaran Verami, demostrando que en familia todo es mucho mejor.

Alejandra aporta con el manejo del marketing, e-commerce y la publicidad de Verami. Mientras Emilia, se encarga de la parte administrativa del estudio.

Adicional a eso, son las maestras que ayudan a sacar el lado creativo de quienes las visitan. “Para los talleres no es necesario tener conocimientos en pintura... Vamos paso a paso con ellos. Nuestro objetivo es que cada pincelada los ayude a desarrollar al máximo su creatividad”, explica sobre las maravillas que pintan ya sea en textiles, lienzo u otras superficies.

“Para los textiles (chaquetas, pantalones, alpargatas) así como elementos con barro como platones, maceteros, trabajamos en conjuntos con artesanos de aquí de Ecuador”, añade con orgullo.

ARTE TERAPIA EN PINCELADAS

¿Es posible sentirse renovado tan solo con dar unas pinceladas? La respuesta la han presenciado en los talleres donde sus asistentes son adultos mayores y niños con capacidades especiales.

Tanto Emilia como Alejandra son especializadas en arte terapia, por eso quisieron dar un plus en sus clases. “La idea es que la gente a través de sus obras tengan una experiencia personal y transformadora”, precisa Emilia.

Entre sus asistentes han tenido desde personas con alzheimer hasta síndrome de down. Pero asimismo, madres e hijos con emociones reprimidas, que luego han podido soltar a través de lo que pintan.

“En los adultos mayores se nota mucho “el cuando yo era”... “cuando yo vivía en tal lugar” es decir, hay muchos recuerdos que salen a flote en sus trazos” explica. Los talleres no solo los dan en Verami sino que también se trasladan a centros gerontológicos. “Cuando vemos su disfrute sabemos que estamos bien encaminadas”, comenta.