En las últimas semanas, toda la atención ha estado centrada en el coronavirus, que solo en Guayaquil, según los últimos datos reportados, alcanza los 114 casos. Sin embargo en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) hay otro virus, el del dengue, que genera preocupación porque las cifras (en relación al mismo periodo del año anterior) evidencian un aumento alarmante.

De acuerdo con la información proporcionada por Wilfrido Torres, director zonal de Vigilancia de la Salud Pública del Ministerio de Salud (MSP), entre enero y marzo de este año se han reportado 1.090 casos, cuando en el 2019 no hubo más de 87. Existe un incremento del 1.000 %. Y a decir de los especialistas consultados, aunque son varios los factores que inciden en este repunte (entre ellos, la falta de servicios básicos), el principal está ligado a la época de lluvia, y al aumento de la temperatura y la humedad.

“Sí, estamos por encima de lo esperado”, admite Torres, asegurando que dicho incremento no es único de la zona o el país, cuya cifra de pacientes alcanza los 2.330; sino de toda América, donde según la actualización epidemiológica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en países como Bolivia, Honduras, México y Paraguay, solo en las cuatro primeras semanas del año se reportaron hasta tres veces más casos en comparación al mismo periodo del año previo.

Sin embargo, aunque coincide en ello, teniendo en cuenta sobre todo “los niveles exagerados de lluvia que se han reportado en América del Sur”, el epidemiólogo Mario Paredes apunta también al comportamiento actual que tiene el mosquito Aedes aegypti, causante del dengue.

“Todos se están haciendo resistentes a los insecticidas”, advierte. Además se están adaptando a reproducirse más hacerlo incluso en una tapilla de cola, lo que influye entonces en el rápido y a desarrollarse en espacios cada vez más pequeños, algo que no pasaba antes.

“Antes necesitaban de una superficie quieta para hacerlo. Desde hace algunos años pueden hacerlo incluso en una tapilla de cola, lo que influye entonces en el alza”.

Luis Triviño, también epidemiólogo de Guayaquil, piensa de forma similar, pero enumera otras causantes: la falta de maquinarias para fumigar y de personal capacitado para realizar las visitas intradomiciliarias, y la falta de acceso a servicios básicos como el agua.

Torres, quien defiende que la institución a la que representa sí ha realizado las campañas previstas de fumigación y de destrucción de criaderos de vectores, reconoce, no obstante, que ese último punto si está ligado al auge de casos.

“Las familias, aquellas que todavía reciben agua por tanqueros, aprovechan las precipitaciones para guardar el agua en los reservorios, que generalmente no son tapados para captar más líquido cuando llueva, incrementando así el riesgo de que se formen más criaderos”. Por eso, dice, es que la mayoría de los afectados se concentran en Durán, donde la queja por la falta de este servicio es aún permanente; y en sectores como Monte Sinaí y cooperativas aledañas, donde es inexistente.

Pese a ello, pacientes como Jimmy Andrade, de la ciudadela Samanes 5, y Doris Sánchez, de La Pradera 3, hacen hincapié en que no han visto en lo que va del año “un solo equipo del MSP fumigando los parques y áreas públicas”.

“En este sector del sur tenemos parques donde la maleza supera el metro de altura. Nadie la cortó, tampoco hubo fumigación. Hay moscos todo el tiempo. Si hay tal incremento de casos y vectores, es porque no se trabajó en prevención. El trabajo fue insuficiente”, se queja Sánchez, de 46 años y diagnosticada con dengue la semana anterior.

Ante tal situación los epidemiólogos, que hacen un llamado a que la ciudadanía también colabore en las mingas (una acción en la que, advierten, no están del todo comprometidos), sugieren a las autoridades volcar su mirada a esta enfermedad.

“Sabemos que el coronavirus es una pandemia mundial, sin embargo las cifras del dengue son alarmantes. En América, probablemente el virus del dengue sea el que mate más que la gripe AH1N1 y el mismo coronavirus”, explica Paredes, quien plantea como solución futura que Ecuador recupere el Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria, que “fue desmantelado durante la época de la revolución ciudadana”.

Triviño, quien ante situaciones diversas ha solicitado lo mismo, habla de la importancia de esa estructura. “Necesitamos de un ente que investigue como antes, que tenga los suficientes entomólogos que puedan estudiar al mosquito y, por ende, saber a qué insecticidas responden o no. Necesitamos de gente que sepa cómo actuar frente a las epidemias y que estudie al vector en su propio entorno”, piensa.

Si bien en la Zona 8 no se han reportado muertes por dengue, Torres asegura que sí hay algunos casos críticos. EXPRESO solicitó la información de cuántos eran, pero hasta el cierre de esta edición esa cifra no fue especificada.

• En la zonal

No hay casos de zika, ni de chikunguña

Según el boletín epidemiológico del MSP, hasta la semana 7 en la Zona 8 no se reportaban casos de zika, ni chikunguña, enfermedades generadas también por el mosquito Aedes aegypti. Sobre la existencia del mayaro, otro virus transmitido por el mismo vector y presente desde el año pasado en algunos países de América del Sur, como Bolivia, Brasil y Colombia, Torres aseguró que hasta el momento no se ha reportado ningún caso.