Pese a la prohibición de la quema de monigotes en sitios públicos, dispuesta por el presidente Lenín Moreno, la mayoría de guayaquileños no piensa dejar morir esta tradición, aunque ahora tendrá un toque diferente: no arderán en llamas cuando el reloj marque las 00:00 del próximo 1 de enero, pero sí los van a mojar, despedazar o golpear con palos, como si fuesen piñatas.

Al menos ese es el escenario que se dibuja en las calles de la ciudad donde se comercializan los años viejos, como por ejemplo la Velasco Ibarra o 6 de Marzo, donde han comenzado a llegar pequeños grupos familiares para adquirir los muñecos, sobre todo los de menor tamaño y de figuras infantiles.

“No dejaré de lado esta tradición, aunque tenga que quemarlo en la terraza de mi casa o deba mojarlo. El virus no me lo impedirá”, comenta David Loor, habitante del sur de la urbe, quien decidió comprar el monigote en forma de coronavirus para despedir el año. Este es uno de los favoritos de los usuarios para destruir.

El ciudadano Fabián Suárez también se inclinó por un muñeco en forma del virus con el fin de desbaratarlo. “Por las restricciones, me tocará golpearlo como a piñata. Es una buena opción, ya que esto igual se hace antes de quemarlo”, subraya.

En medio de este panorama, hay quienes han aflorado su creatividad con opciones novedosas para decirle ‘chao’ a 2020. Es el caso de Carlos Cusme, residente del centro, quien le dará forma a un monigote con globos para que sus familiares lo pinchen en secuela.

“Así disimulamos los juegos pirotécnicos y por otro lado estoy pensando comprar un mini año viejo, de 20 centímetros para quemarlo dentro de mi vivienda”, acota Cusme.

El artista y gestor cultural Fernando Insúa también se suma a esta iniciativa con una campaña, a través de Facebook, donde incentiva a la compra de monigotes sin tener que quemarlos. El grupo se llama Apoya a los artesanos de los años viejos, y cuenta con más de 170 usuarios.

En tanto que los artesanos, que tenían la esperanza de recuperarse este mes, se muestran optimistas que en las próximas horas continúen llegando más personas para llevar los muñecos, cuyos precios oscilan entre los 20 a 30 dólares.

“La estrategia es que las personas compren sus monigotes y ellos decidan qué van a hacer con ellos. Hay quienes nos han dicho que van a mojarlos, romperlos y otros que los van a desbaratar en familia. Esperamos un repunte en las ventas”, dice Eddy Zambrano, presidente de la Asociación de Monigotes Solidarios de la 6 de Marzo.

Sin embargo, los comerciantes coinciden en que la prohibición ha hecho que muchas personas hayan desistido en la compra, por lo que solicitan al COE cantonal que autorice realizar la quema en los espacios privados, como lo ha decidido el vecino cantón Durán.

“Hicimos un plan de contingencia donde se detallaban los puntos para realizar una venta segura, todos portamos mandiles y solo se permite que esté una persona por puesto. Por eso queremos que se apruebe la quema”, afirma José Cruz, presidente de la Asociación Cultural Pioneros, y quien ha participado junto a otros artesanos en plantones expresando su molestia.

Jacinto Fernández, presidente de la Asociación de Vendedores de Monigotes, también se une al criterio de su compañero, pues argumenta que las ventas han caído hasta un 80 %, y precisa que guardar los años viejos no es la mejor opción.

“A diferencia de otros años solo hay un 10 % en ventas. Por el material no se pueden almacenar y algunos compañeros los están rematando. Esperamos que la gente llegue a comprar en estos días y los destruya como ellos quieran. Esto nos puede ayudar”, piensa.