Lograr que las 1,8 hectáreas del Bosque Seco Tropical Samanes 1 sean, hace un año, declaradas como área de conservación, no fue para nada fácil,  pero el objetivo tuvo un final feliz, como entonces lo publicó EXPRESO que por años hizo eco del pedido ciudadano. Este 7 de julio se conmemoró el primer aniversario del gran logro de los vecinos que, contra todo pronóstico, alzaron su voz para proteger al pulmón del vecindario y uno de los pocos que todavía quedan en la ciudad. 

Hoy los moradores de Samanes 1 y los representantes de la Dirección de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes se reunieron para rememorar la declaratoria como esa área de conservación integrada por más de 150 árboles de diferentes especies nativas. 

El sitio cuenta con 21 especies vegetales, de las cuales nueve se encuentran en la lista roja de conservación. Además, hay 29 especies de aves. También hay tres tipos de reptiles.

“Estamos celebrando un año de la declaratoria del área de conservación y uso sustentable del Bosque Seco Tropical Samanes 1, un espacio natural en el centro de la ciudad, que alberga árboles de más de 150 años, especies de fauna nativa de Guayaquil y que todos debemos conservar”, dijo la directora de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes, María Fernanda Rumbea.

Los moradores de Samanes 1 han sido los custodios del bosque. Fausto Gortaire contó que  se han convertido en un icono de preservación de este tipo de lugares e invitó a la comunidad a que los visiten para que repliquen la acción en sus territorios. 

El año pasado, Emilene Aguayo, líder comunitaria del lugar, recordó que por más de diez años la comunidad hizo fuerzas para alcanzar la victoria.  “Al no contar este espacio ya sea como un parque o bosque, corríamos el peligro de que un día sea vendido o usen el suelo de forma inadecuada, por lo que ahora se puede dormir tranquilo sin que se perturbe la paz del lugar”, subrayó entonces. 

Afirmó que la ciudad ha ganado y, cuando la llamen a las mesas de trabajo, prometidas por el Municipio, dará a conocer sus pedidos. Los más primordiales son la puesta en marcha de actividades, ya sea en el ámbito cultural, educativo o ecológico, para potenciar y aprovechar el sitio, puntos que a decir de los vecinos se ha ido cumpliendo. A la fecha, al sitio llegan visitantes de diversos espacios, entre ellos vecinos de la Alborada y Álamos Norte. 

Daniela Sáenz, quien habita en este último vecindario, precisa que cada semana, en especial los sábados, acude al bosque junto a sus hijos para identificar aves y hacer un picnic. "Es divertido a más no poder. Vamos con libros, canastas de comida y largavistas, la pasamos maravilloso. Conectamos con la naturaleza y la comunidad, que es digna de aplaudir porque ha luchado, realmente ha luchado, por proteger como si fueran sus hijos a cada hoja y árbol que se levanta en este espacio", advirtió. 

La ciudadanía, que utiliza el espacio además para meditar y practicar yoga, pide al Cabildo que dé cabida a más actividades de este tipo. "Sería fenomenal que se hagan convenciones familiares, no multitudinarias, pero sí familiares y estudiantiles. Que nos permitan conocer y respetar más, amar más a nuestra tierra. Conocer a sus animales, cuidarlos, estudiarlos y fortalecer su ecosistema. Aquí hay pureza y eso sobre todo eso las nuevas generaciones deben empezar a valores, pero claro, con la guía nuestra. Del padre, la escuela, los guías, los vecinos y las mismas autoridades ...", indicó Nicole Vélez, visitante.