Al grito de “¡No a la gasolinera!”, un grupo de residentes de la urbanización Puerto Azul salió a las calles para rechazar el proyecto de construcción de una estación de servicio, en un predio ubicado al lado de sus hogares.

La medida se desarrolló a una semana (24 de noviembre) de que el concejal Jorge Rodríguez confirmara en su cuenta de Twitter la disposición que había dado la alcaldesa de Guayaquil de suspender la obra hasta que sea socializada con la comunidad, lo que aún no se ejecuta. Al siguiente día, personal municipal procedió a la colocación de sellos afuera del cerramiento donde se realizan los trabajos, algo que no tranquiliza a la comunidad.

La mañana de este 1 de diciembre de 2022, varios residentes salieron desde sus viviendas con carteles alusivos al rechazo. “Este proyecto no ha sido socializado”, “No a la contaminación ambiental que afecta a la salud, como los gases tóxicos (el benceno provoca cáncer), ruido y tráfico vehicular en vía alterna”, “No queremos que se destruyan las áreas protegidas como el manglar, estero y su fauna”, fueron algunos de los pedidos y cuestionamientos que se plasmaron en volantes, que también eran entregadas a los visitantes y demás moradores.

“Tenemos una gran preocupación por este proyecto”, resalta la residente Priscila Ramírez Andrade, al recordar que años atrás también intentaron construir una gasolinera en el mismo predio, pero que el anterior alcalde suspendió la obra. “Nosotros pensamos que había sido definitivamente. Al cabo de nueve años, nuevamente este problema y esta preocupación”, cuestiona la moradora, quien pide al Municipio que ponga punto final a un proyecto que podría generar contaminación en esta urbanización de más de 10.000 habitantes, con muchos adultos mayores y niños, y donde funciona un colegio y una liga estudiantil.

¿Sobre la base de qué estudios ambientales se otorgó el permiso de construcción? y ¿qué cambió para que la actual administración municipal dé paso a una obra que fue suspendida hace nueve años?, fueron dos de    las preguntas que extendió EXPRESO al Municipio de Guayaquil el pasado 23 de noviembre, un día antes de que la alcaldesa Cynthia Viteri disponga la suspensión.

El jueves 1 de diciembre se volvió a insistir en el pedido, pero hasta el cierre de esta edición no llegaron las respuestas; aunque mediante un boletín de prensa la alcaldesa aclaró que no se construirá una gasolinera junto a Puerto Azul, y que la obra estará suspendida hasta que los promotores puedan socializar el tema con los habitantes. “Finalmente son los habitantes de Puerto Azul, en vía a la costa, quienes deciden si esa obra es la que quieren y necesitan para su sector”, indica.

También se le solicitó un pronunciamiento al arquitecto Otto Velasco, quien está a cargo de la obra, de propiedad de la compañía Cancesa S.A. 1, a la cual también se le extendió el pedido al número de celular y dirección de correo que están registrados en la Superintendencia de Compañías. El profesional respondió que no tenía comentarios al respecto, mientras que de parte de la empresa no llegaron respuestas.

El abogado Gastón Correa, también residente de Puerto Azul, asegura que aún no cuentan con toda la información que han solicitado al    Municipio, para con criterio poder evaluar y determinar los antecedentes o los documentos de sustento para otorgar la licencia ambiental para la obra.    “Sabemos que le han dado permiso, pero queremos conocer cómo se llegó a dar ese permiso, si cumplió con todos los requisitos. Eso es parte del acceso a la información pública al que todo ciudadano tiene derecho”, explica el abogado.

El ambientalista y también residente Gustavo Moreno analiza que los documentos que dieron    origen a la licencia ambiental se amparan en una resolución de octubre de 2011, que trata sobre reformas a la Ordenanza Sustitutiva de Edificación y Construcción,pero que por cartografía no incluye a los predios de vía a la costa. Y en las ordenanzas de 2018 y 2020 que se refieren al mismo sector, el solar donde se construye la estación de servicio tiene código ZR-VC. Resalta además que de acuerdo con el Código Orgánico del Ambiente, no se podría dar la licencia ambiental al proyecto por cuanto colinda por el sur con el estero Salado, que es una zona especial de protección.