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Al sitio llegaron familiares de la mujer, quienes no podían creer lo ocurridoAmelia Andrade

Guayaquil: mujer fue víctima colateral de un sicariato

Hombre se refugió de sicarios en una tienda, pero acabó muerto. Los proyectiles no solo afectaron al sujeto, sino también a la dueña del negocio.

La ilusión con la que Yolanda Narcisa Tene Hipo trabajaba en su nueva tienda, en el norte de Guayaquil, se ‘apagó’. En su negocio, en el sector de Mapasingue este, murió baleada durante un ataque en el que no tenía nada que ver con ella.

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Apenas hace ocho meses, la mujer había alquilado un local, en la calle Jorge Maldonado, junto a una farmacia. Por eso es que, en el instante de la tragedia, trabajaba allí.

Pasadas las 14:00 del miércoles 21 de diciembre de 2022, un sujeto ingresó a la tienda y luego entraron dos individuos más para dispararle.

“Tenemos la hipótesis de que el objetivo de los sicarios era el ciudadano y lo de la propietaria de la tienda fue un daño colateral”, informó el coronel Maximiliano Maldonado, jefe del distrito Florida.

Los implicados se fugaron del sector en un vehículo, mientras que el hombre ‘blanco’ de las balas y la comerciante murieron de inmediato.

“Era un carro, tipo automóvil, color blanco. Se bajaron dos personas y propinaron los disparos desde la parte exterior hacia dentro del local”, refirió Maldonado.

El baleado, Luis Fernando Piña Alvarado, registraba tres procesos judiciales por injuria no calumniosa, tentativa de robo, e incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad competente, en los años 2013, 2015 y 2017, respectivamente.

Tanto Luis como Yolanda recibieron impactos de proyectiles en el torso y en las extremidades superiores.

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Este jueves por la mañana, familiares de la emprendedora estaban en la morgue policial realizando los trámites para poder retirar su cuerpo. Con profundo pesar comentaban lo injusto y doloroso que les resultó que muriera de esa forma.

“¿Qué tenía que ver una persona trabajadora, que día a día sacaba adelante a sus hijos?”, lamentó una pariente.

La tendera, a quien con cariño llamaban Yoli, era oriunda de Riobamba, en la provincia de Chimborazo. Dejó huérfanos de madre a dos menores de edad.