
Un mono mascota en Samborondón: la historia del polémico video y el rescate policial
Un metraje de una señora indignada por la incautación de su primate se viralizó en redes. Policía detalla el rescate
"¡Devuélvanme a mi mono!". La desesperación e indignación de una mujer al reclamar a la Policía Nacional por llevarse a "su mono" en una ciudadela de Samborondón, el pasado 19 de junio, quedó registrada en un video que rápidamente se viralizó. Sin embargo, detrás del reclamo se encuentra una realidad legal y biológica: la tenencia de estas especies es un delito y representa un riesgo.
El mono habría escapado de "su domicilio"
EXPRESO consultó a la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) para conocer los detalles del procedimiento que, aclaran, no se trató de un allanamiento, sino de una operación de rescate activada por la alerta de otros residentes.
El sargento Frank Huilca explicó a este Diario que el operativo se inició cuando una vecina del sector se percató de la presencia del mono chichico en su patio. Al no reconocerlo, hizo el procedimiento correcto: llamó al ECU 911, que a su vez coordinó la intervención con la unidad ambiental.
"Este mono se ha escapado de la señora (quien reclama en el video) y aparece en el patio de esta otra persona", detalló Huilca. Una vez en el sitio, los agentes especializados realizaron los procedimientos de manipulación y contención para poner al espécimen a buen recaudo.
La situación habría sido diferente si se denunciaba que el primate estaba enjaulado, pues en ese caso se habría coordinado con la Fiscalía un allanamiento y la aprehensión de la persona responsable.
El animal fue trasladado a un centro de acogida temporal del Ministerio del Ambiente. Según el agente, el mono se encontraba "bastante amansado", es decir, muy acostumbrado al contacto humano, lo que calificó como "muy malo porque es difícil reintroducirlo a su hábitat natural".
¿Por qué es un delito tener animales silvestres?
Eliana Molineros, médica veterinaria especializada en fauna silvestre y líder de la fundación Proyecto Sacha, es enfática al señalar que la tenencia de animales silvestres está tipificada como delito en el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Más allá de la norma, existen razones de peso que sustentan esta prohibición.
Una de las más importantes es la salud pública. "En el caso de primates, la posibilidad de contagiarnos de enfermedades de ellos hacia nosotros y de nosotros hacia ellos es bastante alta", advierte Molineros. Enfermedades zoonóticas como la tuberculosis o incluso la COVID-19 pueden transmitirse en ambas direcciones, convirtiendo la cercanía en un peligro.
Desde la perspectiva del bienestar animal, es imposible cubrir las necesidades de una especie silvestre en un hogar. Pero la problemática es aún más profunda, ya que la tenencia activa una cadena de crueldad. "Para obtener ese mono, se mató a algunos monos de su familia", explica la experta. Los traficantes suelen asesinar a la madre y a otros miembros protectores del grupo para poder capturar a la cría, que es el principal atractivo para la venta ilegal.
Por ley, el procedimiento tras un decomiso es trasladar al animal a un centro de conservación para que reciba atención médica. Allí se realiza un triaje para decidir su destino. Las opciones son pocas: si tiene oportunidades, podría entrar en un programa de rehabilitación. De lo contrario, estará condenado a vivir bajo cuidado humano para toda su vida en un zoológico o centro de rescate.
Aunque el animal desarrolle un vínculo con su captor, Molineros aclara que es "un vínculo condicionado". En los centros especializados se trabaja para recuperar su comportamiento y su salud, ya que, según su experiencia, el 98 % de los animales que llegan del cautiverio lo hacen en muy mal estado.
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