Leopoldo Izquieta Pérez: El reto de reactivarlo para producir vacunas en Guayaquil
Frente a enfermedades, médicos impulsan que el país retome la soberanía en fabricación de biológicos; se necesita decisión
Tosferina y fiebre amarilla son dos enfermedades que han marcado la rutina sanitaria de las últimas semanas en el país.
A inicios de mayo, los centros de salud se desbordaron ante la presencia de ciudadanos que buscaban la inoculación, sobre todo de quienes viajaban a países donde se exigía la vacunación de fiebre amarilla para ingresar. Incluso, Ecuador se sumó a esa tendencia. Desde el 12 de mayo anterior, el país exige el certificado de vacunación a quienes lleguen de Colombia, Perú, Bolivia y Brasil.
Revivir el Izquieta Pérez: clave para evitar estos males
Ese corre corre en el que entró el país, se pudo evitar. Así lo asegura el grupo de médicos que integra el colectivo que pide la reactivación del Instituto Nacional de Higiene (INH) “Leopoldo Izquieta Pérez”.
La institución, que tenía a cargo la producción de vacunas, se dividió en dos hace más de una década.
En el edificio donde funcionaba, en el norte de Guayaquil, está la sede del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI). La otra que se creó fue la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
“Existe un criterio unánime de la importancia de que el país tenga un centro donde se puedan fabricar biológicos como antes se hacía”, afirmó el infectólogo Washington Alemán.
Incluso, el especialista comentó a EXPRESO que no pasa solo por anular el Decreto Ejecutivo 1290, firmado por el expresidente Rafael Correa en 2012, sino que se necesita decisión política y técnica.
“No es cuestión de un acuerdo ministerial sino de poner un presupuesto para tratar de implementar y estar a la altura de todos los grandes centros de salud que cada país tiene, con tecnología de punta, que sea el referente del país para la parte de biológicos y vacunas”, sostuvo.
“Con tantos años sin producción de biológicos, no creo que solamente con derogar un decreto o autorizar que fabriquen, nuevamente se lo va a hacer. Se va a necesitar un levantamiento de infraestructura que sirva”, insistió el infectólogo.
Si llegase a reactivarse la producción local de vacunas, hasta que eso suceda, se puede hacer alianzas con universidades e incluso hospitales que tienen laboratorios, “para tener capacidad de respuesta”.
Optimizar los diagnósticos
Así lo cree el médico neurólogo y máster en Epidemiología, Francisco Andino, quien fue ministro de Salud Pública.
“Todo es prioridad: un laboratorio de seguimiento de tuberculosis resistente; el control de los laboratorios públicos y privados debe activarse de forma urgente; la otra es el registro sanitario y las vacunas”, comentó a EXPRESO.
Diagnosticar los casos a tiempo va de la mano con la vacunación, dice la médica especializada en Microbiología y Virología, Aracely Álava Alprecht, quien fue directora nacional del INH.
No hay vigilancia epidemiológica ni investigación de terreno, lógicamente no se tiene un diagnóstico efectivo de qué es lo que pasa”, alertó.
Por eso cree que se debe mejorar el presupuesto para comprar reactivos, dotar de equipamiento, y aumentar el personal especializado, para fortalecer las actividades diagnósticas y de investigacion que existen.
Tener personal especializado, incluso con doctorado, es algo en lo que coincide el médico microbiólogo, Luiggi Martini Robles, quien también estuvo al frente del INH.
“Fue una institución vital para la salud pública, teníamos producción de biológicos y entregábamos millones de dosis al año”, recordó a EXPRESO.
Así rememoró también el doctor Julio Guato, presidente del Comité local de Salud, de la Zona 8. “Si tuviéramos el Instituto de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, otro sería el cantar porque las vacunas se producirían aquí mismo”, aseguró.
Volver a ser fabricantes de vacunas es es el anhelo de estos profesionales, que aún no encuentra respuesta.
