La fe se convierte en una de las principales virtudes en la temporada navideña y de fin de año. EXPRESO conversó con varios ciudadanos guayaquileños y líderes espirituales de distintos credos, quienes nos comparten sus tradiciones y dan detalles de cómo viven las fechas.

Para el monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, el nacimiento de Jesús y la resurrección son los acontecimientos más importantes de la fe cristiana. “La Navidad revela a un Dios cercano, lleno de amor y misericordia para cada uno de nosotros; la resurrección es el triunfo del amor y de paz sobre el odio y la violencia. La Navidad es el cumplimiento de las promesas de Dios y, a la vez, el inicio de su presencia humilde, serena y alegre, en su Hijo amado”, manifiesta.

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Cabrera comparte cómo este año las familias cristianas celebrarán, en medio de la violencia que experimenta el Puerto Principal y, de forma general, Ecuador. No es fácil anunciar la paz en medio de la violencia, reconoce. “Sin embargo, como hombres y mujeres de fe, estamos llamados a seguir encendiendo luces de esperanza y confianza incluso en aquellas personas que tanto daño causan, especialmente a los más inocentes. Es un momento importante para reflexionar no solo sobre los efectos de la violencia, sino sobre sus causas, entre ellas la pobreza, la falta de empleo y de educación”, argumenta.

Amaury Cornejo, católico comprometido, vive con su familia la tradición del adviento durante todo el mes de diciembre. Para Navidad prende una vela, entonando la canción navideña que se refiere a la luz y el sentimiento invade su hogar. “En mi familia compartimos la tradición de rezar juntos el Padre Nuestro, cogidos de las manos, y prendemos una vela de color verde que este año significará para nosotros la esperanza de un mejor futuro”, manifiesta.

Por otro lado, la iglesia cristiana evangélica a través de reuniones conmemorativas del nacimiento de Jesús, comparte un mensaje de amor, empatía y unión familiar.

El pastor de la iglesia cristiana Familia de Dios, Josué Rincón, en la misma línea, anhela que la iglesia comparta con los más necesitados.

“Anhelo que al sentarnos en la mesa alrededor del pesebre o del árbol, hagamos una oración por aquellos que no tienen y están desamparados. Con todo lo que vivimos debería ser un año en el que agradezcamos por la vida. Lo mismo recomendaría en fin de año, porque en medio de tantos momentos difíciles no ha faltado el pan en la mesa”, sostiene.

Familia de Dios organizó por cuarto año consecutivo uno en línea y tres presenciales con público, un show de Navidad, que cada vez más tiene acogida, y que este año tuvo la presencia dentro de su congregación de alrededor de 1.000 personas en dos funciones. “La gracia de Dios nos permite seguir creciendo, y cada año mejorar nuestras presentaciones teatrales con el único objetivo de que más personas conozcan del amor de Dios”.

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Laura Molina, católica; y Lisbeth Cajamarca, cristiana, aseguran que más allá de la cena o la celebración con la familia, destinarán un espacio para agradecer y pedir por la paz del país. “Creo que, sin importar la religión, todos queremos lo mismo: un cese a la violencia. No quiero ser testigo de más matanzas, no quiero vivir lutos, ni quiero que nadie más los viva, peor aún si son causados por el crimen. Esta Navidad, para muchos será distinta, hay familias que perdieron a sus miembros, hay familias asustadas. Hoy la conmemoración la haremos para rogar que tengamos paz y nada más”, señaló Cajamarca.

Fabiana Trujillo, cristiana y feligrés de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, detalla que por lo general cada capilla realiza una reunión navideña. “Creo que hasta ahora sigue siendo la manera más segura de compartir con otros. En Nochebuena, las familias se reúnen y comparten algún mensaje en torno al nacimiento y enseñanza de Jesús, se cantan himnos, y se termina con una oración donde también se agradece. Esta vez no será distinto”, relata; al coincidir con Sandra Luna, miembro de la misma iglesia, quien por la realidad que atraviesa el Puerto Principal priorizará en sus oraciones que los barrios recuperen la libertad.

“Quiero que Guayaquil sea una ciudad libre y sueño, aunque no vivo allí, que Durán salga del hueco en el que está. Este 2023, pienso que todas las religiones conmemoraremos la fecha de una forma distinta. Es decir, sí, con la familia; quizás muchos con cenas y regalos. Pero todos pidiendo por recuperar el territorio y por la sabiduría de nuestros gobernantes. Hoy, ellos deben de tener la mente clara y priorizar a la gente. Hoy el pedido colectivo apuntará a que se mantengan firmes y alejados de la corrupción”, recalca Luna.

En Ecuador, si bien los Testigos de Jehová y los judíos mesiánicos no celebran esta festividad, en ambos credos sus miembros hacen énfasis en tener el mismo anhelo que el resto todos los días del año: traer de vuelta la paz.  

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