De cada 20 personas que son detenidas a diario en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), por delincuencia común y crimen organizado, se incauta un promedio de seis armas de fuego en operativos o controles que realiza la Policía Nacional.

Así lo demuestran las estadísticas registradas entre el 1 de enero y 10 de marzo del presente año, que detallan la aprehensión de 1.400 personas (la mayoría de sexo masculino) y 431 armas que se decomisaron en ese mismo período, entre las que constan 79 fusiles (calibres 223, 7.62, etc.) y 352 revólveres y pistolas.

Las armas incautadas en este año ya alcanzan el 4,8 % de las que se decomisaron durante todo el 2022 en el país, que fueron un total de 26.482: 8.806 de fuego y 17.676 de las denominadas blancas (cuchillos, punzantes, cortopunzantes, etc.), además de 158.076 municiones.

Según el general Edwin Noguera Cozar, comandante de la Zona 8, con el retiro de esas armas de fuego han conseguido evitar que sean utilizadas en hechos violentos. Aunque, en las últimas semanas, Guayaquil, Durán y Daule han sido escenarios de violentos asaltos en buses, balaceras y asesinatos, secuestros de comerciantes y familias enteras, además de los enfrentamientos de microtraficantes que luchan por territorio.

Para Noguera, “no es nada fácil encontrar ese tipo de evidencia que las organizaciones delictivas las ingresan de contrabando por la frontera sur y las comercializan a los grupos criminales”, lo que demuestra además que el contrabando continúa imparable, por lo que considera necesario que “se ejerza un mejor control de las fronteras, como lo hace la policía, en este caso específico en la Zona 8”.

Con él concuerda el general Abraham Correa, experto en seguridad y conocedor de la criminalidad que se vive especialmente en Guayaquil, desde donde fue jefe de la Policía Judicial del Guayas, en los 90.

“La situación es cada vez más galopante y el control prácticamente no es eficaz. El Gobierno no ha tomado las acciones fundamentales para poder superar este problema; o, al menos, controlar. La fuerza pública hace su trabajo...”, señala el oficial en servicio pasivo.

Explica que las armas que poco a poco van decomisándose ya estaban en el país hace tiempo, por diferentes vías. Ya sea por contrabando, por robo a entidades de seguridad privada, robo a domicilios. Incluso de algunas organizaciones delictivas que alquilan a delincuentes.

“Estas armas ingresan desde Chile, Perú, Colombia. La situación se viene agravando por el control... hay un arsenal completo en diferentes provincias”, menciona, por lo que considera debe existir un mejor control en las fronteras, aunque reconoce que ya están mejorando.

Pero, ¿por qué existe una creciente en el porte y uso ilegal de armas de fuego de grueso calibre? Para Correa, los cambios legales que se dieron hace años y que desarmó a la población civil fue aprovechada por los grupos criminales que se apoderan de a poco de territorios para la venta de drogas.

Algo que se evidencia en las muertes violentas que ocurren en Guayaquil, en su mayoría por enfrentamientos entre organizaciones rivales, que dejan ver su poder con el armamento y municiones de alto alcance.

Según el teniente coronel Mario Escobar, jefe de la Dinased Zona, se estima que en un 80 % de muertes violentas se han utilizado armas de grueso calibre, ya sea de fusil con municiones como la 5.56 o 223 y las de 9 milímetros.

“Ni el chaleco me protege de este tipo de munición... no solo da a la víctima sino que pasa a unas cinco o seis personas”, explicó el oficial en anterior entrevista con EXPRESO, al comparar el tipo de armas que utiliza ahora la delincuencia organizada, versus la que tiene la policía.