En la calle Tungurahua, entre Capitán Nájera y Medardo Ángel Silva, todo está mal. Los letreros de los comercios ocupan la calle, convirtiéndose en trabas para el peatón; las motos se desplazan sobre las veredas, al pie de los negocios y cerca de una escuela; y hasta las señaléticas están en un estado tan deplorable que para evitar caerse, han tenido que ser amarradas con cables que se conectan a las viviendas del área.

Los habitantes están hartos de que no haya control para evitar que estas situaciones que ponen en riesgo a la familia se repitan.

“¿Cómo es posible que una señal de tránsito deba ser agarrada de esa forma? ¿Cómo es posible que los vehículos pasen por donde les da la gana, aun cuando el letrero confirma que hay un centro educativo cerca. Todo está mal en la ruta, que además se ha vuelto peligrosa y un tanto insalubre”, advirtió la comerciante Anahí Péndola, que tacha esta intersección como la peor de la Tungurahua.

Dominica Espín, habitante del lugar, exige a los agentes de la ATM rondar el lugar. Que este además huele mal, denuncia, a causa de los daños en el sistema de alcantarillado.  

A estas quejas se suman otras y van ligadas a la presencia de chamberos y personas en situación de calle que utilizan las veredas como baño público o como un punto para dormir.  

"Entendemos que la situación puede ser más que complicada para estas personas, pero por eso necesitamos que alguna fundación u autoridad decidan ayudarlos, a través de espacios donde puedan habitar o generando, por ejemplo, un buen proyecto de reciclaje que les genera algún ingreso. Ahora, la mayoría de recicladores lo que hace es romper fundar y dejar todo en el piso regado. Eso está mal, está pésimo. Urge por la tanto una intervención integral para no dejar que este punto, como otros tantos en la ciudad, se dañe", aseguró Érika Cortés, habitante y administradora de una negocio en el sector.