Lo que inició como un plan piloto para recuperar los espacios públicos, se convirtió en una atracción turística en Milagro. La calle Oriente, entre Guayas y Sucumbíos en la ciudadela Rosa María, ahora es visitada por quienes llegan a registrar momentos emotivos y en familia.

Desde el 2 de septiembre, por el inicio de las festividades por los 108 años de cantonización de Milagro, una de las tres cuadras que conforman la arteria luce colorida, con un techado repleto de paraguas. Grupos artísticos de las escuelas de danza y planteles educativos han llegado al sitio para realizar una serie de shows y, bajo la sombra de las sombrillas, actuar, jugar, recitar e incentivar el civismo.

Freddy Garaicoa fue el promotor de darle una nueva imagen a esta calle y tras socializar la idea con sus vecinos, comenzó con la decoración. Para ello recibió el apoyo de su familia y de la empresa privada, para adquirir los paraguas y banderines que cuelgan en algunos espacios del vecindario.

En total son 37 líneas de 5 sombrillas cada una, las que fueron amarradas con alambres en toda la calle para evitar que el viento las destruya. “La idea la tengo desde hace un año, pero por la pandemia todo quedó postergado”, indicó; al hacer hincapié en que niños y adultos, todos vecinos, participaron de la iniciativa, a la que ha bautizado como ‘Milagro multicolor’, que espera pueda ser replicada en otros barrios.

En los 55 años que lleva viviendo en esa calle, es la primera vez que Patricia Narváez observa que personas de otros sectores y cantones aledaños, como Guayaquil, llegan a visitar su vecindario. “Mi calle se ha hecho famosa. La otra noche llegaron esos carros tuneados y aproveché hasta para tomarme una foto y mandársela a mis amigos”, dijo entre risas.

Para Narváez, el proyecto superó las expectativas y ahora hasta sueña con una cena navideña de la que pueda participar toda la cuadra.

“El otro día soñé que había una mesa gigante, larga, de esquina a esquina y que todos los vecinos nos reuníamos. Es increíble, pero esta iniciativa nos ha unido más que nunca”, señaló.

Aunque los visitantes llegan todo el día al barrio, es en la noche cuando la afluencia de personas se incrementa. Para ello, se toman todas las medidas de bioseguridad y se colocan conos en ambos extremos de la vía para hacerla peatonal.

“De esa manera los niños pueden correr sin el riesgo de que algún vehículo pase. Mis once nietos y mi bisnieto disfrutan mucho de este nuevo escenario”, acotó.

Garaicoa espera que este mes y en diciembre, otro mes festivo, junto a los residentes más pequeños y los alumnos de los colegios de esta y otras zonas aledañas, se haga en este punto desde posadas y ferias gastronómicas, de emprendimiento y alusivas a la fecha, así como talleres y cursos para los adultos mayores de Rosa María. “Sería increíble ver toda la zona viva, llena de gente”, coincidieron los vecinos; que desde ya se reunirán para armar un programa de actos comunitarios.