Los baches en la ciudadela Las Orquídeas, norte de la ciudad, se han vuelto una situación cíclica en temporada invernal, algo que trae molestias a la comunidad, que se queja del abandono en el que vive y de la poca atención que esta zona ha recibido por parte del Municipio.

“La evolución de los baches es tremenda y durante la temporada de lluvia brotan como hongos. Empiezan pequeños hasta alcanzar su edad adulta”, menciona Pedro Ruiz, quien habita desde hace 10 años en la manzana 3021 y durante ese tiempo ha debido lidiar con este problema que se evidencia al pie de su casa.

Desde que empezaron las lluvias EXPRESO ha recogido las quejas de vecinos y conductores, que aseguran vivir y transitar en una zona repleta de huecos que año a año reaparecen en distintos tamaños.

“Vivimos mortificados por la presencia de baches y la falta de mantenimiento de las calles, que prácticamente se vuelven intransitables para peatones y conductores”, lamenta Ruiz, al destacar que junto a otros vecinos han solicitado al Municipio, por varias ocasiones, el arreglo de las vías. Pero no han sido escuchados.

A través de un correo electrónico, este Diario le consultó al Cabildo para cuándo tiene previsto el asfaltado o repavimentación de las calles y avenidas agrietadas de este sector y por qué no se realizó un trabajo de mantenimiento o preventivo para evitar que vuelva a suceder lo de todos los años: la aparición de baches. Hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.

Entre las calles más afectadas de la zona se encuentra la avenida Roberto Estrada Guzmán, a pocas cuadras del canal de drenaje que separa Las Orquídeas de Los Vergeles.

Allí hay grandes huecos que impiden caminar a quienes habitan en las manzanas 50, 51 y 52. Incluso se les presentan contratiempos al momento de parquear sus carros.

“El otro día tuve que trepar mi vehículo a la vereda, para no dejarlo cerca de los huecos, pero un agente de tránsito quiso multarme. Yo le dije que la sanción deberían recibirla las autoridades municipales que no ejecutan un trabajo preventivo para evitar el daño de las calles y tampoco vienen a arreglarlas una vez que se forman las grietas”, relata Antonio Pazmiño, residente de la manzana 51.

Él es dueño de un expreso que brinda servicio a una empresa ubicada en la avenida Francisco de Orellana, y cada vez que debe salir de su casa se topa con una serie de agujeros. Incluso, el automotor ha caído dentro de algunos de ellos, sufriendo cuantiosos daños.

“Los baches aparecen en el mismo lugar cada año. Parece que el material que utilizan para taparlos no es de buena calidad, ya que comienza a desprenderse de la calzada cuando le cae un poco de agua”.

Para muchos residentes de esta ciudadela, los ‘cráteres’ se han convertido en un verdugo que puede, incluso, llegar a reducir las ganas de salir de casa.

Lo dice Marlene Díaz, quien reside en la manzana 3025 y desde hace seis meses dejó de llevar a su padre de 80 años a misa, por los problemas que presentan las calles, pues debe movilizarlo en silla de ruedas.

“A pocas cuadras de la casa hay un enorme agujero que lleva semanas sin ser reparado. Por eso prefiero no sacar a mi papá de casa”, explica.

El bache al que Marlene se refiera se llena como piscina cuando llueve, por lo que algunos habitantes ya han tenido accidentes. “Mi vecina se raspó la rodilla al caer en uno de esos agujeros. Mientras que a otro vecino se le dañó su carro cuando se encunetó en uno de los baches”. Y a través de EXPRESO reitera al Cabildo el pedido formulado el año pasado: contar con una calle de concreto, puesto que en el sector circulan buses y hasta volquetas que, por su peso, han averiado la vía.

Armando Cajamarca, otro residente que usa con frecuencia las diferentes arterias que descongestionan la avenida Francisco de Orellana y conectan con la Narcisa de Jesús, asegura que el hundimiento de las calles lo provoca el transporte pesado.

Por ello, cree que es indispensable que se establezcan planes de mantenimiento vial, que exista una mejor planificación en la asignación de las rutas de tránsito y que se ejecuten los controles necesarios.