El escenario y las molestias son similares a las que se perciben en algunas calles de Guayaquil. Las vías internas de la ciudadela La Joya, ubicada en el kilómetro 14 de la avenida León Febres Cordero en Daule, tienen hoy tantos baches, que los conductores de vehículos y motos que por allí circulan tienen -en algunos tramos- que reducir tanto la velocidad que, advierten, más rápido se desplazarían caminando.

Carlos Andrade, quien habita en La Puntilla y trabaja en una de las plazas comerciales del sector, dice estar cansado de tener que lidiar con el asfalto resquebrajado y los huecos que, aunque intenta, no logra nunca esquivar. “Son demasiados y, además, enormes. Solo manejando un bus o un tractor, lograría cruzarlos sin dificultad. Es un dolor de cabeza esto”, relata a EXPRESO; mientras al intentar cruzar uno grande, da golpes al volante y se esconde levemente entre los hombros cuando escucha que la parte trasera de su auto roza con el hoyo de casi 20 centímetros de profundidad.

Andrade se encuentra en el tramo más afectado, el ubicado en los exteriores de la etapa Turquesa, donde un equipo de este Diario contó al menos 13 huecos en una extensión no mayor a diez metros.

A menos de un kilómetro, cerca de la etapa Platino, contó otros 15. Al frente, en las etapas Coral, Murano, Brillante y Ámbar, la escena se repite. “Todo es puro hueco, tanto que aquí más parece que lo que debemos sortear es el asfalto”, lamenta Melissa Gilbert, habitante de Villa del Rey, ciudadela aledaña a La Joya que también presenta uno que otro hoyo.

Para Gilbert, quien hace un llamado a que el Municipio de Daule “priorice los trabajos de mantenimiento”; en todos los territorios del Gran Guayaquil (que lo integran también Samborondón, la vía Salitre y Durán) la problemática es la misma.

“Si yo sabía que iba a vivir en estas condiciones, me hubiese quedado en Sauces (Guayaquil). Allá también hay baches, pero al menos no hubiese invertido tanto”. Y es que acá, dice refiriéndose a las vías de La Joya, por las que debe circular a diario para llegar a su vecindario, además gasta cada vez más seguido en el mecánico. “Pasar todos los días por las mismas calles deterioradas, tiene mi auto convertido en un vejestorio: todo le suena, las llantas se ponchan, los rulimanes se caen. Es agobiante”, piensa.

Al respecto, Alejandro Cedeño, director de Comunicación del Municipio de Daule, asegura que se realizarán trabajos de bacheo, sin embargo, no precisa cuándo. Adelanta que el proceso lo han iniciado, que está ya en el Portal de Compras Públicas y que apenas esté adjudicado, empezarán a darle mantenimiento a las vías.

Cedeño asegura que si los trabajos no se han hecho antes, esto teniendo en cuenta que las quejas han sido las mismas desde hace tres años, es porque “la anterior administración, que debió ejecutarlos en su momento, no lo hizo”.

“Dentro de la planificación municipal está contemplada la pavimentación de esa zona. El alcalde lleva apenas un año en el cargo. Y de hecho algunas áreas han sido ya intervenidas”, defiende. Cita como ejemplo los viales 1 y 8, que se complementarán con el puente que conectará a Daule con Guayaquil y que todavía está en construcción. Y cuya obra, por la cantidad de vehículos que por ahí circularán (cerca de 20.000, según las estimaciones del Cabildo), inquieta también a los residentes.

“El puente se empata prácticamente con una de las vías de ingreso a La Joya, entonces me preocupa que el panorama que hoy estamos viendo, vuelva a repetirse de forma bastante continua si a esta no se le da el debido mantenimiento”, piensa Amelia Escandón, quien habita en este complejo habitacional hace 4 años.

Andreína Muñoz, residente de la ciudadela Villa Club, contigua a las dos antes citadas, tiene la misma desazón. Reconoce que las arterias que se conectan con su urbanización están ahora -luego de dos años- reparadas, sin embargo, le preocupa que no sea por mucho tiempo.

“Si no fuera porque las intervinieron hace unos meses, me hubiese ya ido de aquí. Estaba cansada de vivir entre cráteres. Estuve tan harta que incluso coticé una casa en Guayaquil y puse la mía en alquiler. Por suerte, todo se arregló”, manifiesta; al hacer hincapié en que de repetirse la historia, optará por ese mismo camino sin dudarlo.

Al preguntarle a Cedeño sobre el tipo de mantenimiento que las vías, una vez inaugurado el puente, entonces tendrán o cada qué tiempo se harán; se limita a decir que esa información todavía resulta incierta. Dependerá, aclara, del tipo y la cantidad de vehículos que finalmente circulen por allí. Para los residentes, sin embargo, detalles como estos deberían desde ya ser tomados en cuenta para evitar futuras molestias.

“Es lo que en todo el Gran Guayaquil, desde hace algunos años, se ha venido exigiendo: planificación. Y es que no se trata de inaugurar o hacer una obra y ya, se trata de tener todo planificado y en orden para que después los contratiempos no sean más complejos”, argumenta Escandón, quien además solicita que toda esa zona además esté mejor iluminada.