Hace cuatro meses, Oswaldo Javier Morales Márquez, de 32 años, había salido de prisión, pero la libertad que tenía de andar en las calles se truncó para siempre el pasado sábado 8 de abril, hecho que generó alarma en los habitantes del cantón Playas, provincia del Guayas.

A las 15:00 de ese día, y en pleno feriado de Semana Santa, el hombre fue asesinado con tres balazos mientras compraba en una tienda de la avenida Paquisha, centro de la ciudad, por dos sujetos. Según versiones de testigos, la víctima estaba acompañada de su conviviente y, al parecer, lo estaban siguiendo en dos motos, sin que se diera cuenta. La mujer fue detenida y, tras el allanamiento de su domicilio, la policía encontró en fundas plásticas sustancias blanquecinas.

El hecho causó zozobra en los moradores, quienes temen que Playas se vuelva violento, como ocurre en la Zona 8 (comprende Guayaquil, Durán y Samborondón), donde a pesar de estar bajo estado de excepción y toque de queda siguen los asesinatos y atentados, particularmente en la urbe porteña.

El 5 de abril, los moradores de Las Brisas, un barrio apartado de la zona urbana de Playas, también se alarmaron tras escuchar varias detonaciones que fueron dirigidas a un hombre, identificado como Luis Ramos.

En el Hospital Básico, los médicos comprobaron su muerte, pero la policía activó el Código Plata ante la versión que además del fallecido había otro herido de peligrosidad, que podría motivar la presencia de sicarios en el centro de salud. El teniente José Villacís aclaró que solo había ingresado Ramos.