Hombres pasando de una cúpula a otra en la Catedral de Ambato sorprendió a más de uno en septiembre del 2022. Muchos pensaban que se trataba de alguna película o que estaban despechados, pero lo que nadie se imaginó en ese momento es que fue un llamado para demostrar a los ciudadanos que hay alternativas para practicar diferentes deportes, uno de ellos los de aventura y equilibrio. Ellos escogieron hacerlo a través del ‘slackline’, una actividad deportiva que consiste en caminar sobre una cuerda, por lo general sujetada en los dos extremos en árboles.

La iniciativa la tomó el Comité de Escalada y Andinismo de Tungurahua (CEA) que pertenece a la Federación Deportiva de Tungurahua, cuyo presidente es Sebastián Jara Cobo. La hazaña la volverán a repetir para febrero, como parte de las Fiestas de las Flores y las Frutas. Esa propuesta les dio resultado y ahora tienen a 12 estudiantes practicando este deporte que es completo, ya que es de resistencia, agilidad, fortaleza y concentración, aseguró Jara.

Mauricio Mariño es uno de los entrenadores del CEA y aseguró que por muchos años ha estado abandonado este deporte desde la federación y se retomó desde julio del 2022, con la inauguración del muro de escalada que está detrás del Coliseo Cerrado.

En septiembre hicieron la presentación de la escalada urbana como una manera de generar interés, en especial de niños y jóvenes para que tengan la opción de otros deportes alternativos, como el andinismo y escalada deportiva.

En la provincia se practica, pero mediante clubes y en espacios abiertos. Desde la FDT hace nueve meses que se reactivó este deporte en Ambato, ya están 12 alumnos que entrenan de lunes a viernes de 15:00 a 18:00. No hay límite de edad, pueden empezar desde los 7 años, aseguró Mariño.

Mariño fue entrenador en el 2012, pero se retiró y en el 2013 este deporte tuvo pausas en la provincia tungurahuense. Aseguró que en el poco tiempo han logrado participar en campeonatos en Latacunga, Pichincha y en Ibarra, porque tienen niños talentosos.

En su etapa de deportista federado, fue seleccionado del Ecuador en el 2000 y quedó en cuarto lugar en un Panamericano.

“Antes se entrenaba en muros de piedra. Este deporte quedó abandonado mucho tiempo y es lamentable porque tenemos un entorno maravilloso con las montañas cerca para promocionar a más escaladores de élites”, aseguró Mariño.

Aarón Huertas, de 16 años, es uno de los primeros alumnos, su padre Marcelo Huertas lo motivó para que aprenda más sobre las técnicas del andinismo. El adolescente ha participado en competencias y quedó primero en velocidad y tercero en dificultad. Para él aprender a escalar le ayuda a mantener el equilibro no solo en las montañas sino en su vida diaria.

Su amor por este deporte lo ha impulsado a coronar las montañas como el Carihuairazo, Chimborazo y otras.

Para María José Pazmiño de 15 años, este deporte le permite perder el miedo. También ha competido a nivel provincial.

Israel Sevilla a sus once años ha tenido diferentes encuentros en Quito e Ibarra, donde sus técnicas en la escalada le han ayudado a afianzar su amor a este deporte de aventura.

Mientras Luana Ojeda, de 12 años de edad, aseguró que es una experiencia gratificante el aprender sobre la escalada y andinismo, porque los convierte en más valientes. También le gusta la escalada al aire libre y ha subido el Carihuairazo que está a 5.000 metros sobre el nivel del mar, y su vecino Chimborazo a 6.263,47.

Para practicar este deporte se requiere tener el equipo necesario para evitar accidentes. Un escalador necesita de cuerdas, arnés, pies de gato y funda de magnesio que es el equipo básico.

En la escuela abierta del CEO brindan todo el equipo, por un aporte simbólico, aseguró el entrenador. Para Mariño la escalada deportiva destaca mucho por las técnicas tanto físicas, psicológicas y también el manejo de la memoria.

“Aprendemos a resolver problemas y en la vida diaria nos ayuda mucho a desenvolvernos sin miedo, ya que mediante este deporte se mantiene la mente distraída”, expresó Mariño.

El muro donde entrenan los estudiantes está detrás del Coliseo Cerrado de Deportes en Ambato y mide 17.20 metros, es el segundo más alto del país, aseguró el entrenador.