Pateando Tachos: Pedro Ortiz, el arquero olvidado

Opinión | La visión es el sentido dominante de su función, no solo ataja, sino que ordena al equipo desde la defensa.

Siempre atento, aun cuando el juego sucede lejos de su área, el peligro del contraataque está presente. La visión es el sentido dominante de su función, no solo ataja, sino que ordena al equipo desde la defensa.

Su tolerancia al error y a la adversidad es fundamental para poder mantener la confianza cuando las cosas no salen bien.

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En el aspecto físico, gran coordinación segmentaria para poder mover las distintas partes del cuerpo en forma independiente. Los reflejos le permiten que sus manos o pies lleguen a la pelota antes que su cuerpo.

Posición de espera: Frente a la posibilidad de un remate de media o larga distancia, Ortiz mantiene las piernas semiflexionadas.

El peso del cuerpo hacia la punta de los pies para poder tener impulso. Manos fuera del cuerpo, a la altura media entre los hombros y la cintura (para que estén a mitad de recorrido, tanto si el remate es alto, como si es bajo), y las palmas de las manos abiertas hacia arriba.

Para recibir o desviar remates: Pedro Ortiz se interpone entre el balón y el arco. Las manos del arquero son la primera barrera de oposición ante cualquier balón, que llega al área. Esta oposición es reforzada en caso de que sus manos fallen, con diferentes partes del cuerpo.

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En pelotas de altura media: el tórax. En balones bajos: piernas, rodillas y pies. En el gesto final de toda recepción del balón lleva la pelota contra el pecho, cerrando los codos contra el abdomen.

Una vez el balón atajado, lo lleva contra el palo o su propia rodilla. En remates de media o larga distancia. Disparos al cuerpo. Por encima de la cabeza del arquero: sus manos son fuertes para retener la esférica, ya que no hay ninguna parte del cuerpo que pueda realizar una oposición adicional.

A la altura de la cabeza: las palmas esperan a la pelota con los dedos hacia arriba y el cuerpo llega por detrás de las manos para la oposición adicional.

El cuerpo lo sitúa detrás de la línea del disparo. En caso de que la pelota llegue por un costado, las manos aparecen primero y su cuerpo después. En los remates altos y esquinados, utiliza la mano cruzada, asegura el despeje y achica el ángulo de tiro.

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