Cuando realiza acciones en distancias cortas, como en pelota parada o definiciones muy cerca a la red, predomina su visión central.

Verifica que el palo esté libre, identifica a un compañero, o un rival en una posición determinada. En el área no dispone de tanto tiempo, de ahí su importancia de anticiparse para encontrar claros y definir.

En el delantero la agresividad proviene de su confianza. La potencia aplicada al gesto técnico y habilidad para sacarse rivales de encima.

Percepción de los hechos, interpretación de los mismos. Anticipación mental de la situación futura del juego. Corozo imagina respuestas. Tiene la apariencia de un jugador informal.

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Su dribbling es un gesto técnico que utiliza con frecuencia, en situaciones de presión. Si los caminos están cerrados por el pasillo interior le entregan el balón con su marcador rival de frente.

En muchas oportunidades aparenta que va a buscarla cortita sobre la posición del compañero poseedor del balón, y de pronto cambia la dirección y pica en busca del pase largo.

O al revés, hace creer al rival que la va a recibir en profundidad y en su lugar la recibe al pie… Arranca a ciento veinte por hora, a los seis metros clava el freno y vuelve sobre la posición de salida, el adversario queda desairado.

Corozo tiene gol, su sentido de tiempo, justeza para arrancar en el instante preciso, para que el oponente no trabe su pique.

Sus movimientos son exactos y simples. Si su desborde llega hasta unos cuatro metros del primer palo, la toca para el delantero que viene de frente, y la defensa cruza un punto sin regreso.

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