Cuando Allen Obando vino a Guayaquil, a los 10 años, tenía dos metas, entrenar en Barcelona y estudiar; lo último no era negociable sobre todas las cosas. Siete años después, el joven delantero promesa del Ídolo se graduó de bachiller en el colegio Vicente Rocafuerte, y ya lleva el dorsal número 9 del equipo: dos sueños cumplidos por ahora.

Lo del estudio era un pedido estricto de la familia. Su padre, Carlos, es abogado y a él le gustaría que su hijo siga estudiando; sin embargo Allen todavía no ha decidido qué carrera tomará.

Figura en el Sudamericano Sub-17 con la selección de Ecuador, y minutos en el reciente Preolímpico disputado en Venezuela, desde que entró a estudiar en Guayaquil, sus compañeros le presagiaron que iba a llegar a jugar en el primer equipo del Ídolo. Y se cumplió.

Cuenta que los últimos tres años de estudios fueron los más intensos. Pero cumplió el objetivo. “Estoy feliz porque cumplo una de mis metas. Ya en lo futbolístico también las cosas se me están dando, aunque eso implique que mis compañeros siempre me pidan camisetas”, expresa entre risas Allen, quien para este año estrena trenzas en su peinado habitual.

Lo de los estudios, dice, era algo que debía de hacer, no solo porque sus padres (Carlos y Monserrat) se lo pidieron, sino porque siempre estuvo en su mente; no en vano el que su padre sea abogado es el mejor ejemplo.

A la par de terminar sus estudios, Allen se enteró de que no solo recibiría el cartón de bachiller, sino que fue elegido el mejor deportista del Vicente Rocafuerte del 2024.

Ya sobre cómo lo ven sus compañeros, el futbolista confiesa: “Ellos están felices de que pueda jugar en Barcelona, yo aprecio mucho eso y siempre les digo que deben de seguir estudiando y sobre todo que sean humildes”. Hoy el juvenil se enfoca en conseguir minutos en el equipo del DT Diego López.

“El fútbol es una profesión que se te puede acabar, pero el estudio queda”, recalca.

En el debut de la semana pasada de Barcelona ante Imbabura, el delantero de 17 años estuvo en la banca por un problema físico, aún así palpó estar de cerca con el primer plantel.

Le parece irreal llevar el número 9, reservado muchas veces para estrellas del equipo, por lo que se siente “en deuda”.

“Me sirve para trabajar más y tener minutos. Espero poder jugar y marcar. El número muchos lo quieren tener”, expresa Obando, quien podría estar ya para el partido de este sábado 9 de marzo cuando el Ídolo tenga su primer partido en condición de visitante ante el vicecampeón LigaPro de la temporada pasada: Independiente del Valle, que lo espera en el estadio Banco Guayaquil.

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