Los gritos de aliento a los deportistas y la gloria de conseguir medallas y campeonatos se han reemplazado por trabajos lentos y casi sin esperanza, en corto tiempo, en uno de los escenarios más emblemáticos de la capital azuaya que agoniza.

Se trata de la pista atlética Jefferson Pérez, de Miraflores, construida en 1998 con motivo de los VI Juegos Sudamericanos, en Cuenca. Lleva el nombre del primer medallista olímpico del país, y desde el 2019 se realizan trabajos de intervención con miras a conseguir una certificación internacional que hasta el día de hoy llega, y ni llegará si las cosas continúan como hasta ahora.

De acuerdo con la información entregada por Justiniano Romero, administrador de la Federación Deportiva del Azuay desde el mes de abril, los primeros trabajos fueron la reposición de la pista atlética, con una inversión de 143.733 dólares, a cargo del ingeniero Hernán Ordóñez. Esos trabajos concluyeron en el tiempo previsto; sin embargo, y debido a fallas geológicas, afloraron trizaduras y desniveles, anota Romero. Dichas labores, de acuerdo con el peritaje realizado por el especialista Carlos Zeas, se habrían cumplido de acuerdo a las especificaciones técnicas y solicitadas por la Federación, bajo la administración de Édgar Enderica, anota Justiniano.

Tras esos primeros problemas geológicos se presentaron otros en la cancha, donde los desniveles que se visualizaron obligaron a realizar un trabajo completo de nivelación, contó Romero.

En coordinación con el Ministerio del Deporte, se presentó un nuevo proyecto de rehabilitación que comprende el fresado de la pista, reconstrucción de bordillos, nueva capa asfáltica y la reconstrucción de las medias lunas, a un costo de $ 442.000, logrando el financiamiento del Grupo Ortiz, a cambio de un incentivo tributario que estimula al sector privado con la deducción adicional del 150 % en el cálculo del Impuesto a la Renta de lo invertido en deporte.

El material sintético para la pista fue donado por Panam Sports (Organización Deportiva Panamericana) el año en que empezó el sueño de recuperar la pista (2019). Ese material se encuentra en custodia de la Federación Deportiva del Azuay, indicó el administrador.

Ya para la estabilización de la cancha, se consiguió la donación de 2.500 metros cúbicos de tierra, los que se hallan apilados y a la espera de iniciar con el tendido del material, algo que hasta hoy se da y no tiene esperanza que suceda.

El problema mayor es el económico, la Federación no dispone de dinero; se requieren de 350.000 dólares adicionales para completar los trabajos comprendidos en la segunda etapa.

Los 442.000 dólares financiados por el Grupo Ortiz contempla únicamente intervenir el anillo atlético de 420 metros, nada más. De ahí que de entregarse los trabajos, el escenario seguiría quedando incompleto, pues dispone de una cancha y otras áreas.

Xavier Enderica, representante del grupo financista, confirma que más de los $442.961,70 que contempla el contrato no podrá entregar, pues ese es el presupuesto con que cuenta el Grupo Ortiz para la rehabilitación de la pista; y de ello ya se han invertido unos $133.000 dólares, anotó.

Según el fiscalizador de la obra, Esteban Loja, al momento se realizan los encofrados de los bordillos externos y con ello las canaletas, tomando como punto de partida los niveles de la cancha para delimitar la obra civil.

Con todo ese contexto y la falta de los $ 350.000 adicionales que nadie se hace responsable, la rehabilitación total del importante escenario deportivo cuencano queda en el limbo y a la espera de una mano ‘caritativa’ que no se vislumbra llegar.

Diario EXPRESO quiso conocer la postura del Ministerio del Deporte sobre este tema, pero hasta el cierre de la edición no obtuvo respuesta. Más bien la Federación Deportiva del Azuay transparentó sus cifras de este año y expuso que la cartera de Estado en este 2023 le entregará como presupuesto anual $1’501.366,70, 25.000 menos que en 2022, cuando recibió 1’526.366. “No alcanza para ejecutar obras mayores”, precisaron.

LA REALIDAD ES POCO ALENTADORA

El panorama del escenario deportivo, ubicado al norte de Cuenca, donde se han cumplido eventos nacionales e internacionales, es desolador. Apenas se puede apreciar a unos cuantos obreros, grupo mínimo, colocando los maderos para el encofrado. En la parte posterior y debajo de los graderíos y a manera de bodega se hallan guardados los implementos y otros utensilios para la práctica del deporte base. Otros están al costado izquierdo de las gradas, tapados con plásticos y lonas para evitar los daños y destrucción acelerada de los equipos.

Aunque muestra una imagen diferente a la de meses atrás, con pequeños avances y pocos trabajadores, se puede deducir que serían difícil concluir las obras al menos en los dos meses siguientes.

Según Justiniano Romero, la rehabilitación de la pista Jefferson Pérez “se ha convertido en un dolor de cabeza”. “Hay muchas cosas que no se ven, pero que están avanzadas”, replicó.