
La ruta en colectivo más larga del mundo está en Sudamérica: ¿Cuál es?
Ruta Río-Lima, la más larga del mundo en bus, cruza 6,200 km de paisajes sudamericanos en cinco días de aventura única
En el corazón de Sudamérica, un recorrido en autobús se ha ganado un lugar en la historia como la ruta en colectivo más extensa del planeta, reconocida por el prestigioso Libro Guinness de los Récords. Este trayecto, que conecta dos vibrantes ciudades, Río de Janeiro en Brasil y Lima en Perú, no es solo un medio de transporte, sino una aventura que atraviesa paisajes de ensueño, culturas diversas y desafíos logísticos únicos. A lo largo de aproximadamente 6,200 kilómetros y cinco días de viaje, los pasajeros entran en una experiencia que combina naturaleza, historia y la magia de cruzar fronteras.
Un itinerario que cruza fronteras y maravillas naturales
El viaje comienza en la icónica Río de Janeiro, famosa por su energía contagiosa y sus playas doradas. Desde allí, el autobús, operado por la empresa brasileña Trans Acreana, se adentra en un itinerario que recorre cinco estados brasileiros: São Paulo, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso, Rondônia y Acre. Al cruzar la frontera con Perú, el recorrido se transforma en una travesía por la selva amazónica peruana, seguida de un ascenso a las alturas de la Cordillera de los Andes. El trayecto culmina en Lima, la capital peruana, tras pasar por la emblemática Carretera Transoceánica, una obra de ingeniería que une los océanos Atlántico y Pacífico.
Durante los cinco días, los viajeros tienen la oportunidad de contemplar paisajes que van desde la exuberancia de la Amazonía hasta los picos nevados de los Andes, pasando cerca de 30 ciudades que enriquecen el recorrido con su diversidad cultural. Paradas estratégicas permiten a los pasajeros descansar, disfrutar de la gastronomía local y explorar puntos clave del trayecto, haciendo de este viaje una experiencia tan enriquecedora.
Confort y logística para un viaje récord
La empresa Trans Acreana ha diseñado este servicio con la comodidad del pasajero en mente. Los autobuses, de dos pisos, están equipados con asientos semi-cama, wifi, puertos USB, almohadas, mantas y cortinas para garantizar privacidad. Además, cuentan con un baño a bordo y realizan paradas regulares para comidas y descansos.
El costo del pasaje, equivalente a unos 185 dólares estadounidenses, refleja la magnitud de esta odisea, que requiere una logística impecable, con conductores que trabajan por turnos para garantizar seguridad en todo momento.
El recorrido, que parte todos los jueves desde Río de Janeiro, también ofrece la flexibilidad de abordar el autobús en ciudades intermedias como São Paulo, Campo Grande, Cuiabá, Porto Velho o Rio Branco. Sin embargo, los pasajeros deben estar preparados para enfrentar desafíos como los trámites aduaneros en la frontera y las variaciones de altitud, especialmente en la Cordillera de los Andes, donde la preparación técnica del vehículo y la experiencia de los conductores son cruciales.
Una experiencia para aventureros y amantes de la cultura
Este viaje no es solo un traslado; es una muestra de la riqueza de Sudamérica. Desde la bulliciosa vida que invade Río hasta los mercados tradicionales de las ciudades peruanas, los pasajeros tienen la oportunidad de conocer de cerca la diversidad de los dos países. La ruta, que ha sido celebrada desde 2016 como la más larga del mundo, atrae a turistas de toda la región, especialmente de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela, quienes buscan una forma única de explorar el continente.
Para quienes planean sumarse a esta aventura, la mejor época para viajar es entre septiembre y octubre, cuando las condiciones climáticas son más favorables y los costos pueden ser más accesibles. Durante la temporada de lluvias, de diciembre a marzo, las carreteras pueden presentar obstáculos.
Un hito sudamericano que inspira
La ruta Río de Janeiro-Lima no solo ostenta un récord mundial, sino que también simboliza la capacidad de Sudamérica para ofrecer experiencias únicas que combinan aventura, naturaleza y conexión cultural. Para los viajeros dispuestos a dedicar cinco días a esta travesía, el premio es mucho más que llegar a destino: es haber recorrido un continente en su máxima expresión.
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