
¿Por qué papá merece un aplauso?: respuestas que emocionan en las calles de Guayaquil
En vísperas del Día del Padre, salimos a preguntar... y terminamos con el corazón lleno
En medio del bullicio de la ciudad, un grupo de padres nos detuvo el paso con sus historias. Algunos reían, otros hablaban con la mirada húmeda. Lo que comenzó como una simple pregunta —¿por qué un papá también merece un aplauso?— se convirtió en una cadena de confesiones que dejaron claro que, más allá de los estereotipos, la paternidad es amor, coraje y presencia.
Desde quienes salvaron la vida de un hijo manejando en contravía, hasta quienes aún brindan por la memoria de una hija ausente, todos coincidieron en lo mismo: ser papá es una entrega diaria que merece ser reconocida, aunque no siempre lo sea.
"No tenían los instrumentos necesarios en el hospital, y el niño se estaba muriendo"
Arturo López, 69 años – padre de nueve hijos. Durante unas vacaciones en Salinas, uno de sus hijos recién nacidos tuvo una grave afección respiratoria.
"No tenían los instrumentos necesarios en el hospital, y el niño se estaba muriendo", recuerda Arturo, aún con la angustia en la voz. Sin pensarlo dos veces, condujo en contravía por la única vía de regreso a Guayaquil.
"Gracias a Dios llegamos a tiempo y mi hijo se salvó", dice. Hoy, al recordarlo, su mirada se pierde entre el orgullo y la memoria del miedo.
"Estaban asustados y, aunque yo también lo estaba, no lo demostré"
Ricardo Ochoa, 51 años – padre de dos hijos. A sus 51 años, Ricardo todavía revive una excursión familiar como uno de los momentos más definitorios de su rol como padre.
"Estaban asustados y, aunque yo también lo estaba, no lo demostré", cuenta con una sonrisa. Hoy, sus hijos adultos aún recuerdan ese día como uno de los que cimentó su confianza mutua. Ricardo cree que su papel ha sido, sobre todo, estar presente, incluso en silencio, cuando más se necesita.

"Tuve una hija que falleció, pero pude estar con ella ocho años"
Ender Arteaga, 58 años – padre de tres hijas. Hay paternidades marcadas por la ausencia. Ender lo sabe bien. "Tuve una hija que falleció, pero pude estar con ella ocho años", dice con un tono que mezcla gratitud y nostalgia.
Arturo López
Sus otras dos hijas son ahora adultas y profesionales. Para él, cada reunión familiar es un regalo. "Hay muchos que van a pasar el Día del Padre en el cementerio. Hay que agradecer que uno está vivo", reflexiona, mientras brinda simbólicamente con una "cervecita que no puede faltar".
"Ellos fueron seleccionados en natación, siempre los impulsé a mejorar"
Fernando Medina, 70 años – padre de cuatro hijos. Con orgullo, Fernando recuerda cómo sus hijos llegaron a ser seleccionados en natación. Él no nadaba, pero los acompañaba a cada entrenamiento.
"Siempre los impulsé a mejorar", afirma. Ahora, tres de ellos viven fuera del país, pero siguen reconociendo el respaldo constante de su padre como una de las razones de sus logros.
Todos los días son especiales, tanto para mamá como para papá
José Luis Cobos – padre de cuatro hijos. Para José Luis, el Día del Padre no necesita grandes celebraciones.
"Todos los días son especiales, tanto para mamá como para papá", afirma. Cree en una paternidad compartida, en la que tanto hombres como mujeres merecen el mismo reconocimiento. No se trata de competir, sino de acompañar.
Ender Arteaga
Más allá de los estereotipos
La figura del padre ha cambiado con los años. Ya no es solo el proveedor que regresa tarde a casa. Hoy vemos padres que cambian pañales, que piden permiso en el trabajo para asistir a la actuación escolar, que crían solos o en equipo, que escuchan, que abrazan.
Como explica el psicólogo clínico Christian Arias Toscano, los roles tradicionales se han ido diluyendo. "La imagen de padre indispuesto o indiferente a los sentimientos de los hijos se ha esfumado", señala.
Las respuestas que recogió EXPRESO confirman esa transformación. Porque ser papá hoy no es solo cuestión de genética o autoridad, sino de vínculo, de cuidado, de entrega. Y sí, por eso también merecen un aplauso.
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