Jago
Las obras de este escultor han ganado reconocimiento internacional.EFE

El escultor viral que da vida a obras hiperrealistas

Jago vende su arte en medio planeta, las galerías se lo rifan y le sigue una legión de personas a través de las redes sociales

Poco antes de ser uno de los escultores más seguidos del planeta, Jago no tenía más remedio que tallar piedras del río. Nadie creía en él pero años de esfuerzo han hecho que sus obras hiperrealistas sean un fenómeno, también en internet: “Yo hago cosas y eso debe producir resultados tangibles”, explica este artista italiano, sabedor del poder del arte para mejorar el mundo.

“Me gusta que el arte tenga una función... o social o que genere rédito o beneficio para otros. No necesito escribirme sobre el pecho que soy un artista”, se justifica en su habitación del hotel de Roma en el que reside mientras dura su muestra en el Palacio Bonaparte.

Jago, alias de Jacopo Cardillo (Frosinone, 1987), convierte el mármol en una ilusión, en materia viva, en texturas imposibles, en cuerpos ajados que musitan profundas reflexiones sobre el tiempo convulso -puede que líquido- que atravesamos.

Cartografía

El arte de la calle se toma los espacios culturales

Leer más

El artista despuntó en la Bienal de Venecia de 2009 con un busto de Benedicto XVI al que años después, tras su histórica renuncia, despojó de su casulla. Y, como era de esperar, la imagen de aquel anciano de piedra desnudo dio la vuelta al mundo.

Ahora vende sus obras en medio planeta, las galerías se lo rifan y le sigue una legión de personas que son testigos directos de su escultura por las redes sociales, su reino.

“El producto y la comunicación son lo mismo, las redes son la obra de arte. Esa pieza en vivo la ven cien personas, en internet, millones”, subraya este artista ‘viral’.

Jago habla con la firmeza de quien se ganó el éxito, aunque no fue sencillo. La escultura le engatusó de niño, visitando la monumental Roma con sus padres, y luego llegó la Academia de Bellas Artes, abandonada en 2010.

Al principio no tenía dinero para material y lo buscaba en un río toscano. En su habitación aún tiene una de esas obras iniciáticas, que toma en las manos para mostrarla como una admonición de un pasado todavía próximo.

Porque Jago no olvida esas estrecheces, a pesar de que ahora toca el mejor mármol del mundo, como el de Carrara, el mismo que manosearon los genios que le inspiran.

Escultor
‘Il figlio velato’ es una de las más conocidas creaciones del artista, famoso en redesEFE

“Puede que hoy haya quien vea una poética obra detrás de todo eso, pero en realidad había una necesidad. A veces un pintor hace cuadros pequeños porque su estudio lo es”, se excusa.

Aunque, alecciona enseguida con aire de consuelo, “toda dificultad es una oportunidad de aprender”.

Ahora, tras lo aprendido, opina que el arte no debe limitarse al viejo propósito de alimentar el alma, sino que “tiene que producir resultados tangibles”, beneficios, ya sean para él o para el mundo.

Poncho Franco

Pinta con café o con petróleo

Leer más

Por eso se ha hecho con la iglesia desconsagrada de Sant’Aspreno ai Crociferi, en el barrio de Sanitá de Nápoles, y la ha convertido en un laboratorio, con la intención de abrir un museo que contribuya a rehabilitar esta zona marcada por la mafia y la marginalidad.

Ahí esculpió otra de sus piezas más famosas, una Piedad como las de Miguel Ángel pero que muestra a un padre que toma en brazos el cuerpo exánime de su hijo con una mueca de dolor inconsolable.

En otro templo cercano, San Severo Extramuros, colocó a su ‘Hijo Velado’, la figura de un niño cubierto por una sábana de piedra que parece estofa, inspirado en el increíble Cristo velado napolitano.

Una de las claves de este artista omnipresente en las redes, de las que no gana dinero pero que ve parte integrante de su producción.

Todo surgió cuando tenía 18 años, estando de prácticas en la isla griega de Naxos y, como el dinero de la beca no llegaba, se puso a limpiar baños en un restaurante a cambio de que comida y cena.

En el establecimiento había un ordenador que el dueño usaba para ligar con chicas por Facebook y Jago tuvo una revelación: usar esa red social como escaparate.

“No tenía una galería, nadie creía en mi y pensé que así podría llegar a las personas. Fue la visión de un inversor que dio frutos”, rememora.