Greta
Greta Thunberg, en su intento por llegar a Gaza@GRETATHUNBERG

El autismo como superpoder, así lo afirma Greta Thunberg

Equilibrio entre el activismo climático y la instrumentalización ideológica, ese es el reto para una transición responsable

Greta Thunberg se ha convertido en una de las voces más visibles del ambientalismo global. Su capacidad para movilizar a millones de jóvenes y colocar el cambio climático en el centro del debate público es innegable.

Sin embargo, también ha generado una fuerte reacción crítica desde diversos sectores, muchos de ellos preocupados por el tono radical de su discurso, la falta de fundamentos técnicos y el uso político de su imagen.

Ultima aparición pública

La joven de 22 años, fue detenida hace dos semanas por tropas israelíes mientras participaba en una misión de entrega de ayuda humanitaria a Gaza a bordo del barco ‘Madleen’, junto a 12 activistas más. El barco, operado por la Coalición Flotilla de la Libertad de Gaza, fue interceptado en aguas internacionales y posteriormente deportado a Suecia

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Amnistía Internacional condenó la detención, afirmando que Israel violó el derecho universal y puso en riesgo la seguridad de los activistas

La organización también destacó que Israel tiene una obligación mundial de garantizar el acceso a suministros humanitarios esenciales para los civiles en Gaza.

Este no es el primer acto de protagonismo Greta. Ganó notoriedad en 2018, cuando a los 15 años inició las protestas escolares por el clima frente al parlamento sueco. 

Su iniciativa, conocida como ‘Viernes por el Futuro’, se expandió globalmente y su discurso crítico en una conferencia climática ese mismo año la lanzó a la fama internacional.

Voces contra su activismo

En 2019, se convirtió en un fenómeno global del activismo climático, pero también recibió críticas contundentes desde diversos sectores.

En septiembre, durante una transmisión de Fox News, el comentarista Michael Knowles declaró: “una niña sueca con problemas mentales está siendo explotada por sus padres y por la izquierda internacional”. El medio se disculpó posteriormente en un comunicado.

El psicólogo y académico canadiense Jordan B. Peterson ha manifestado preocupación por el impacto simbólico de Greta en el discurso público. En una reciente aparición en YouTube, analizó cómo los líderes mundiales han otorgado relevancia global a una joven con desafíos psicológicos y con una dinámica familiar dominante.

"Es tan triste para ella... No puedo imaginar cómo alguien en esa situación no estaría al borde del terror existencial constantemente", afirmó. Con esta declaración, Peterson sugiere que su visión apocalíptica del cambio climático podría exacerbar una angustia psicológica profunda. Su tono oscila entre la empatía superficial y una crítica velada hacia lo que percibe como un activismo catastrófico, instrumentalizado por intereses políticos.

En defensa propia

Greta ha hablado abiertamente sobre su diagnóstico de síndrome de Asperger, una condición del espectro autista, y lo considera una fortaleza en su activismo. En sus propias palabras, en un tuit expresó: “Tengo Asperger, y eso significa que, a veces, soy un poco diferente de la norma. Y -en las circunstancias adecuadas- ser diferente es un superpoder”.

Para ella, su manera directa de ver el mundo y su capacidad para enfocarse intensamente en temas importantes le han permitido mantenerse firme en su mensaje ambiental. Thunberg también ha señalado que, sin su condición, probablemente no se habría dedicado con tanta determinación a la causa climática, y ha instado a ver la neurodiversidad no como una limitación, sino como una forma válida de responder al mundo.

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Desafío de las soluciones reales

Su activismo ha sido exitoso en despertar una conciencia ambiental global, pero su figura también ha sido elevada como símbolo por ciertos sectores ideológicos. 

La crítica hacia ella no siempre es odio; muchas veces es una reacción legítima frente al uso de figuras juveniles para simplificar debates complejos y presionar agendas políticas.

Es fundamental que el debate climático se base en soluciones técnicas, experiencia y responsabilidad intergeneracional. 

Si bien su activismo ha contribuido a visibilizar la crisis ambiental, corresponde a los adultos -científicos, economistas, ingenieros y líderes políticos- transformar esa conversación en propuestas concretas y sostenibles.

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