
El zika patea el tablero de la sanidad
La sanidad de cabeza. Cuando los planes de contingencia se empezaron a encaminar hacia la guerra contra el mosquito aedes aegypti, el virus revolvió los planes con dos casos transmitidos sexualmente en Estados Unidos y la recomendación de la Cruz Roja americana de suspender las donaciones de sangre de quienes hayan visitado los países con casos confirmados (como Ecuador), por lo menos durante 28 días. Las autoridades de salud mundiales, que han acelerado insólitamente una declaratoria global de emergencia; las nacionales, que iniciaron ayer las primeras definiciones técnicas de la estrategia; y las locales, que mantienen las campañas habituales, se enfrentan a un desafío de salud pública de proporciones antes no conocidas. La sangre. El contagio por medios sanguíneos es, por ahora, solo una sospecha. Pero la Cruz Roja americana ha optado por la prevención y deja por fuera a los donantes que, por ejemplo, hayan pasado por Ecuador. En el país, por el contrario, la institución considera que la medida “no se aplica para nosotros”, según aclara a EXPRESO Carlos Burneo, secretario de la Cruz Roja en Ecuador. Es decir; las campañas de donación, que en el último año han captado una nutrida reserva de 150 mil pintas a nivel nacional y 40 mil en el Guayas, se mantienen. Por lo menos, reconoce Burneo, “mientras el Ministerio de Salud Pública no disponga lo contrario”. En tal escenario, calcula Burneo, “una baja de la colecta en Guayaquil podría cubrirse con el centro de Quito”, puesto que el mosquito no se reproduce en zonas sobre los 1.200 metros del nivel del mar. El sexo Vinculada la transmisión sexual a dos estadounidenses contagiados de zika, la comunidad internacional, así como las autoridades sanitarias de ese país han recomendado el uso de preservativos a los hombres que hayan visitado países con casos confirmados. Y han mantenido la sugerencia de evitar embarazos. Ninguna de estas ha sido advertida por autoridades ecuatorianas. La estrategia El Ministerio de Salud Pública, la autoridad a cargo del tema en Ecuador, ha optado por la cautela. Ayer, en Guayaquil, instaló una mesa técnica para detallar la estrategia junto a Educación, Gestión de Riesgos, la Seguridad Social y la Cruz Roja. El director de esa mesa de trabajo, Wladimir Ramírez, coordinador de riesgos del Ministerio de Salud, reconoció que la prioridad de su equipo se enfoca “en controlar los niveles de presencia del mosquito para disminuir la posibilidad del contagio”. El representante de Salud, que apuesta a la prevención, aunque de forma más cautelosa que otros Gobiernos de la región, recomienda a las personas “cuidarse sexualmente” y a las embarazadas “mantener los chequeos constantes”. Pero la fumigación sigue siendo la guía. La crítica No todos están de acuerdo con ese enfoque. Otro de los integrantes de la mesa, Segundo Echanique, coordinador provincial de Salud de la Cruz Roja, considera que la fumigación “definitivamente no es la solución” y resume el argumento: “Se mata solo al mosquito adulto, pero las larvas seguirán si la ciudadanía no pone en práctica las recomendaciones”. Echanique muestra preocupación por la falta de conciencia ciudadana, la propensión de la ciudad a lidiar con el aedes aegypti en temporada invernal y la presencia del fenómeno de El Niño. Con esto, resume, “no existe lugar en Guayaquil libre de la presencia del mosquito”. La predicción Las autoridades no quieren alarma. Ecuador mantiene bajas tasas frente a los escandalosos miles de casos de los vecinos, donde el virus entró con meses de anticipación. En el país, según el último reporte, confirmaron 13 casos autóctonos y 9 importados. Pero las estadísticas no mienten. Fuentes del Ministerio de Salud calculan la población que podría resultar afectada por el zika en 4.000, en las zonas costeras afectadas. Aunque estas son cifras conservadoras, que responden a un invierno sin fenómeno de El Niño. El desafío Con estas cartas sobre la mesa, la autoridad pública tiene el desafío de reescribir sus protocolos ante el virus, cuya divulgación se tiene por pronta, para adaptarse a los recientes cambios en el imaginario y ponerse en sintonía, por ejemplo, con la Organización Mundial de la Salud, que ha adelantado de manera inusual su alarma mundial asegurando que “no podíamos esperar a que se demuestre la relación” entre el virus y los distintos efectos y vías de transmisión, según su directora general, Margaret Chan. En Ecuador los desafíos comienzan por la falta de respuestas. ¿Qué cambiará en el protocolo y cuándo se hará público? ¿Se valoran ya las medidas sobre donación de sangre? ¿Y las recomendaciones sobre preservativos? ¿Se emitirán pedidos de evitar embarazo? Responder estas preguntas, incluidas por este Diario en un pedido de entrevista que no fue respondido por la subsecretaria nacional Catalina Yépez, es uno de los primeros retos.