
Zapatos que fusionan la ecologia con el diseno
Valeria Vaca tiene 26 años, es especialista en Marketing de la Moda y amante de la ecología. Por eso, hace seis meses comenzó a darle forma a un sueño. Quería usar material reciclado para hacer lo que tanto le gusta: diseñar.
Primero pensó en probar con ropa, pero recordó que no sería algo innovador en el mercado local, así que se le ocurrió intentar con zapatos y usó todos los materiales que tenía a la mano. Hoy, con la marca Parrot (loro), en honor a lo verde y a Pittys, la lorita de la familia, es pionera en la ciudad en dar forma a calzados ecológicos.
En esa travesía por la creatividad fue intentando y desechando. Sabe que para usar material reciclado hay que explorar. Y en los zapatos, que tienen a la lona como su material estrella, aprovecha los jeans que dejaron de usar sus familiares y amigos. También pide a las mueblerías que la ayuden con la tapicería. Y a las empresas que organizan eventos que les entreguen las vallas publicitarias que no les sirven.
Y así surgen los zapatos, con materiales suaves o con los que cuesta más amoldar. Allí los preferidos son los de jean, que además tienen pequeños bolsillos para guardar billetes o una que otra moneda.
También están los que llevan saquillo. Y que no solo son pedidos en Guayaquil, pues Valeria, quien además se dedica al diseño de accesorios, envía los zapatos a otras provincias, incluso a Galápagos.
Se trata de calzado unisex, con tallas que van de 36 a 43, y que cuestan un promedio de 30 dólares. Por ahora, sus principales compradores están entre los 15 y 25 años.
Y como en esto de la innovación en artículos reciclados requiere de mucha investigación, prueba con otros artículos. Piensa en qué tan factible sería utilizar botones o tapillas.
Por ahora, sus creaciones las promociona en su cuenta de Instagram (@parrotgye). Pero ya piensa en el siguiente paso y es en que sus innovaciones ingresen a una tienda de calzado multimarcas en Urdesa.
Esta emprendedora, graduada de la Universidad Casa Grande y que tiene como centro de operaciones su casa en la urbanización Matices, no se queda quieta. Y sigue encontrando aspectos que la inspiran, como la película “Joy, nombre del éxito”, que acaba de ver en el cine. Porque de allí reforzó su idea de que iniciarse en algo “un poco loco” es posible y que toda buena idea comienza con cosas sencillas. “No subestimes el poder del papel y del lápiz”, dice al recordar cómo surgió su negocio de calzado ecológico.