Trato desigual para los problemas de la banca entre los paises europeos

Deutsche Bank aparece y desaparece en las pesadillas bancarias europeas. No es el único banco alemán que está intermitentemente bajo sospecha. Cuando se rescató a Hypo Real State en 2008, muchos vieron que, en realidad, se trataba de evitar un efecto contagio hacia otras entidades.

El mercado sospechaba que a la banca teutona le llegaban los productos estructurados de las hipotecas subprime hasta las barbas. Hoy, ocho años más tarde, aún no hemos conocido la verdadera magnitud de esos riesgos. También le pasa a las entidades financieras italianas, con una debilidad sempiterna ante la cual las autoridades europeas no muestran la capacidad de disciplina aplicada en otros países.

Se ha planteado una nueva supervisión y resolución bancaria europea en la que no solo los accionistas sino también los bonistas debían sufrir las pérdidas antes que los contribuyentes. Es más, los bonistas no podrían cobrar su remuneración si el banco no da beneficios.

Pero lo que de verdad escuece desde el sur es que se presionara tanto a algunos países para desnudar los balances de sus entidades financieras (con la banca española siendo especialmente transparente) y obligando a reestructurar y asumir pérdidas a algunos bonistas, mientras que a otros países parece que se les exime. Se puede hablar claramente de un trato desigual, que ya existía antes de la crisis. El País