El sonido de las sirenas y las luces de las balizas de los patrulleros que trajeron el cuerpo sin vida del cabo Luis Guanotuña, despertó a los habitantes de Salcedo, quienes en una calle de honor recibieron el cuerpo sin vida del hijo de Cumbijin, al paso del féretro recibía aplausos por parte de los ciudadanos como símbolo de agradecimiento al deber cumplido.

En la casa de los padres ubicada en Cumbijin, a media hora de la cabecera cantonal de Salcedo, se levantó la capilla ardiente, donde con una guardia de cuatro policías vela el cuerpo sin vida del gendarme que fue asesinado en Nobol, mientras realizaba un operativo de control junto a un parque de la ciudadela 4 de Agosto, el féretro yace cubierto con la bandera tricolor y su gorra que le acompaño durante los seis años de servicio en la institución guardiana del orden.

El sueño del “guagua Lucho” como lo conocían sus familiares, siempre fue el de ser policía, vestir el verde aceituna y luchar por la paz y la seguridad, pero este sueño fue truncado por las balas asesinas, en medio del conflicto armado que vive el país.

Los familiares y amigos del difunto conocieron sobre el hecho a través de los videos que circularon en redes sociales, y por un familiar que trabaja en Guayaquil, quien anuncio que su primo Luis Guanotuña habría sido herido en un enfrentamiento, así lo dio a conocer Edgar Tercero, primo del policía abatido.

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Explicó que minutos antes de ser asesinado, el uniformado estaba en contacto a través de mensajes con su esposa, con quien procreó una niña que se queda en la orfandad, al conocer sobre el incidente se reunieron como familia y acudieron al destacamento de Policía en Salcedo en búsqueda de información donde recibieron la noticia que perdió la vida.

El pasado fin de semana estuvo en su tierra natal, donde recorrió varios lugares, sus familiares le notaron algo extraño, porque una cosa que le caracterizaba al difunto era el de ser alegre y jovial, este fin de semana fue todo lo contrario.

“Le acompañamos a unos terrenos, subió en su moto, cuando llegamos lo único que hizo fue pararse en el ingreso de las propiedades, mirar hacia el norte y sur se quedó pensando, creo que presentía que era la última vez que iba a estar aquí” dijo su prima Inés Musuca, entre sollozos.

Recuerda la alegría con la que recibía a sus familiares cuando le visitaban o cuando les encontraba en la calle, “siempre fue humilde, nunca se sintió más que nosotros pese a haber sido policía” indicó la familiar.

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