Policía y FF.AA. intensifican operativos en Ecuador: resultados, dudas y desafíos

En un contexto marcado por el auge del crimen organizado y la violencia urbana, la Policía Nacional del Ecuador, en coordinación con las Fuerzas Armadas, ha intensificado sus acciones mediante operativos especiales en zonas de alto riesgo. Estas intervenciones buscan contener la ola delictiva que afecta a ciudades como Guayaquil, Durán, Esmeraldas y Machala. ¿Pero qué resultados han dejado estas estrategias?

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Del 23 al 29 de marzo de 2025, la Policía Nacional ejecutó 120 operativos ‘Alto impacto 6’, logrando: 141 personas aprehendidas en flagrancia, 25 detenidos con boleta, 16 armas de fuego incautadas, 6.967 gramos de droga decomisada, 7 motocicletas y 10 carros retenidas.

En paralelo, el Bloque de Seguridad, conformado por Policía y Fuerzas Armadas, ha intervenido en distritos críticos como Machala y Durán, con resultados notables. En Machala, tras 521 operativos, se logró una reducción temporal de muertes violentas a cero durante ocho días. 

En Durán, los homicidios bajaron de un promedio de 2,7 a 1,8 por día tras 1.382 operativos. Aunque los datos muestran avances, la percepción ciudadana es más matizada. En sectores como Nueva Prosperina o la Bahía, muchos habitantes reconocen que se observa mayor presencia policial, pero también expresan temor por represalias y dudas sobre la duración de estas medidas.

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“Sí hay más controles, pero los delincuentes regresan cuando se van los militares”, comenta Rosa, comerciante en el sur de Guayaquil. Otros ciudadanos valoran los operativos, pero exigen acciones sostenidas y justicia efectiva. 

El criminólogo Luis Cedeño advierte que los operativos son útiles como medida de choque, pero no pueden ser la única respuesta. “La represión sin prevención ni inteligencia criminal es como apagar incendios sin investigar su causa”, señala.

Por su parte, la socióloga Mónica Aguirre destaca que la militarización puede generar una “paz aparente”, pero no resuelve los factores estructurales de la violencia: pobreza, desempleo, corrupción y falta de oportunidades.

¿Qué ocurre con la minería ilegal?

Los expertos coinciden en que la lucha contra la minería ilegal no puede depender únicamente de la fuerza militar. Una de las herramientas más efectivas, señalan, es el fortalecimiento de la inteligencia criminal y financiera, enfocada en rastrear los flujos de dinero, insumos y maquinaria que sostienen estas redes ilícitas.

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Además, subrayan la necesidad de un control territorial sostenido, que implique no solo presencia militar, sino también la acción permanente de instituciones del Estado en áreas como salud, educación y justicia.

Otra estrategia clave es la implementación de alternativas económicas para las comunidades locales, mediante programas de empleo, agricultura sostenible y turismo comunitario, que ofrezcan opciones reales frente a las economías ilegales. “En el ámbito judicial, se plantea la urgencia de una reforma profunda que garantice procesos eficaces y libres de corrupción, evitando que los casos terminen en impunidad”, acota.

Finalmente, se destaca la importancia de la cooperación internacional, especialmente con países vecinos como Colombia y Perú, para frenar el tráfico transfronterizo de insumos y oro ilegal, y desarticular redes criminales que operan a escala regional. La última intervención, denominada ‘Apolo 19’, se llevó a cabo en Guayaquil, específicamente en los sectores de Nueva Prosperina y Flor de Bastión.

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