Nicaragua: la sombra de Somoza

La historia nos une profundamente con la patria de Rubén Darío. En efecto, en Nicaragua estaba nuestro Alfaro cuando le comunicaron que el pueblo de Guayaquil se había manifestado, decidido como era entonces, en rechazo del Gobierno nacional por el escándalo de lo que se denominó “la venta de la bandera”, y le pedía al caudillo radical que viniera a ponerse al frente de la lucha reivindicativa de las libertades. Era el 5 de Junio de 1895. Poco antes había sido nombrado general de División del Ejército de Nicaragua. Alto honor merecido por su decisión de poner su espada al servicio de los intereses de esa pequeña república que había sabido acogerlo y requerirlo en momentos duros.

Después, por acá anduvo un héroe y mártir de la larga lucha que los nicaragüenses sostuvieron contra las dictaduras de los Somoza: Pedro Joaquín Chamorro. Su esposa ocupó la presidencia.

Muchos ecuatorianos contribuyeron con la epopeya sandinista que liberó a esa sufrida república de una dinastía rapaz y sanguinaria. Luego, pareciera que un destino fatal, que no solo en esa hermosa tierra se manifiesta, hubiese determinado que el aferramiento al poder dé lugar a todo género de argucias destinadas a perennizar en él a aquellos que han prometido respetar las reglas de la alternabilidad democrática, y el ciclo trágico regresa a los gobiernos totalitarios.

Hoy ya son más de treinta los muertos. El gobierno dio marcha atrás en relación a la medida que intentaba imponer respecto a las cotizaciones a la seguridad social pero, el hecho cierto es que el descontento, visible descontento, tiene más causas que la señalada. Como el propio Ortega reconoció, lo de incrementar los aportes a la seguridad social ha sido solo una especie de detonante.

Los nicaragüenses están cansados de los abusos del poder, de las reminiscencias somocistas dada la voluntad de hacer con el respeto a la ley lo que le venga en gana a quienes gobiernan, atropellando la norma constitucional y atribuyendo condición de reaccionarios proimperialistas a las voces críticas, aunque las que recientemente se han hecho escuchar sean las limpias voces de los estudiantes.