Trump anuncia posible ataque a Irán: “Nadie sabe lo que voy a hacer”

En una improvisada rueda de prensa desde la Casa Blanca, Trump señaló que Irán “se contactó para negociar”, aunque admitió que ya “podría ser tarde”. Habló sobre un ataque directo, “nadie sabe lo que voy a hacer”. A pesar de reconocer que el país persa estaría "totalmente indefenso", el expresidente dejó abierta la opción militar, comentando: “Puede que ataque, puede que no lo haga” .

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Trump reafirmó su respaldo a la ofensiva israelí y recordó que había dado a Irán un ultimátum de 60 días para aceptar un acuerdo nuclear. Advirtió que si no lo aceptaban, habría consecuencias más extremas: “hay tiempo para poner fin a esta matanza, pero los próximos ataques serían aún más brutales”. Aun así, aclaró que, por ahora, no planea eliminar al líder supremo Ali Jameneí: “no planeamos matarlo… al menos por ahora”.

¿Qué puede pasar ahora?

La ambigüedad de Donald Trump no es nueva, pero sí peligrosa en el actual contexto geopolítico. Al declarar que “nadie sabe lo que voy a hacer”, mantiene tanto a aliados como a rivales en vilo. Esta estrategia, que ya aplicó durante su primer mandato, parece buscar generar presión sin comprometerse de inmediato con una acción militar.

Por un lado, Irán ha dado señales de querer negociar, lo que podría abrir una ventana de oportunidad para evitar una escalada. Sin embargo, el propio Trump reconoce que esa disposición podría haber llegado demasiado tarde. Mientras tanto, Israel continúa con su ofensiva y cuenta con el respaldo verbal del expresidente, lo que eleva las tensiones en la región.

A nivel político interno, esta postura beligerante también forma parte del juego electoral. Trump busca posicionarse como un líder fuerte, capaz de contener amenazas globales. Sin embargo, un error de cálculo podría costarle caro en un año en el que cada decisión será medida con lupa por el electorado estadounidense.

Con su peculiar estilo, Trump encarna la linea de la “amenaza disuasoria”: mantener a Irán en vilo mientras deja en suspenso su propio plan. Eso le permite jugar a dos bandas diplomacia o guerra y mantener a aliados y adversarios en tensión máxima. La próxima semana será crucial para ver si Trump se inclina por negociación o decide apretar el gatillo.

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