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El Carnaval
Personas participan en el desfile de los colectivos coreográficos en tributo a la Madre Tierra durante el Carnaval de Negros y Blancos, en Pasto (Colombia). EFE/Mauricio Duenas Castaneda

Pasto revive su historia en Carnaval de Negros y Blancos

Las fiestas se disfrutan desde desde el 2 hasta el 7 de enero. Es un desfile de colorido

 Al grito de “que viva Pasto, carajo”, y bajo el lema ‘vuelve y juega el carnaval’, la ciudad de Pasto, capital del departamento colombiano de Nariño (suroeste), da la bienvenida esta semana al Carnaval de Negros y Blancos, que recupera la ‘normalidad’ gracias a la presencialidad total.

El carnaval se inicia el 2 y se extiende hasta el 7 de enero, aunque el pueblo pastuso se preparó para una de las fiestas más importantes del país, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

“Nosotros no tenemos 31 de diciembre, tenemos 32, 33, 34, 35 y 36 de diciembre”, bromea el que este año asumirá el papel de ‘Pericles Carnaval’, Diego Chaves, para relatar que en su ciudad no comienza el año hasta que no inicia la festividad.

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Este rol que Chaves desempeña por primera vez consiste en darle la bienvenida a foráneos y a ‘venideros’ (locales que se fueron de la ciudad) que esperan, con oídos atentos, escuchar la historia de este carnaval que tiene su génesis en el siglo XVI.

Pastos y quillacingas como pueblos indígenas de la zona, comunidades afro esclavizadas y europeos principalmente procedentes de la Península Ibérica se constituyen como las tres semillas del origen tripartito de esta festividad.

La influencia de los pueblos originarios en el carnaval se hace presente con el desfile de colectivos coreográficos en honor a la Madre Tierra o Pachamama, en el que se dan cita cerca de 2.500 artistas portadores de instrumentos de tradición andina.

Según relata Chaves, la presencia de instrumentos de viento en el carnaval deriva de los pueblos indígenas de la región, mientras que la percusión e instrumentos de cuerda son herencia de las comunidades afro y europeas, respectivamente.

El pistoletazo de salida oficial de la fiesta lo marcaron el lunes pasado las nuevas generaciones de pastusos carnavaleros con el ‘Carnavalito’, tratando de garantizar la preservación y cuidado del patrimonio inmaterial local. Ese día también se llevó a cabo una ofrenda a la Virgen de las Mercedes o ‘Michita Linda’, pese al carácter pagano de esta fiesta.

“La ‘Michita Linda’ ha sido nuestra protectora toda la vida. Cuentan las leyendas que ella nos protegió de las invasiones de los ejércitos libertadores, porque Pasto se consideraba una ciudad realista y por su posición política fiel a la corona y los libertarios trataron de invadirla”, explica Chaves.

“Cuenta la historia que una familia iba de un lugar a otro atravesando la ciudad y pasaron en medio de las fiestas del carnaval”. Relata que alguien les dijo “ustedes, los Castañeda, sean todos bienvenidos a las fiestas de Pasto”, quien añade que eso “se convirtió en el motivo de construir el desfile de la familia Castañeda para darles la bienvenida a los extranjeros”.

‘Día de Negritos’, con que se da la bienvenida al “juego de caricias” donde se hacen ‘pinticas’ en el rostro de color negro. Originalmente estas se hacían con ceniza y vaselina, hoy con cosméticos perfumados.

Para hoy, una veintena de carrozas acompañadas de comparsas y de las tres modalidades de murgas -metales, instrumentos andinos y de fuelle-, reciben al ‘Día de Blancos’ con talco y cosméticos blancos.