China afirmó este 11 octubre que la periodista chino-australiana Cheng Lei fue "deportada" después de cumplir una condena en prisión de dos años y 11 meses por "revelar ilegalmente secretos de Estado al extranjero", algo de lo que se declaró "culpable".

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"Cheng, instigada por el personal de una agencia extranjera, violó la cláusula de confidencialidad firmada con su empleador y proporcionó ilegalmente secretos de Estado al extranjero", indicó el Ministerio de Seguridad del Estado de China en un comunicado.

Según ese departamento, Cheng "confesó su crimen y se declaró culpable", y tras un juicio fue condenada a dos años y once meses en prisión y a ser deportada, después de lo cual fue puesta en libertad, tal y como confirmaron hoy las autoridades australianas.

Las autoridades chinas confirmaron hoy que Cheng, nacida en junio de 1975 y de nacionalidad australiana, fue detenida el 13 de agosto de 2020 -cuando trabajaba para el canal estatal chino CGTN- y juzgada el año pasado.

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"Cheng confesó su crimen, se declaró culpable y aceptó el castigo. Después de un juicio, el Tribunal Popular Intermedio nº 2 de Pekín la condenó a dos años y once meses de prisión y a su deportación por el delito de proporcionar ilegalmente secretos de Estado al extranjero", precisó la autoridad china.

La fuente agregó que Cheng "no apeló" la decisión del tribunal. Entretanto, el portavoz de Exteriores chino Wang Wenbin se refirió  al caso en la rueda de prensa diaria del departamento para aseverar que su detención, enjuiciamiento y condena se llevaron a cabo "de acuerdo con la ley".

"Los órganos judiciales de China manejan los casos estrictamente de acuerdo con la ley, y se protegieron plenamente los derechos de Cheng conforme a la ley", dijo Wang. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, anunció este miércoles 11 de octubre la liberación de Cheng Lei poniendo fin a "unos años muy difíciles para su familia".

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"Es una persona muy fuerte y resistente. Cuando hablé con ella, estaba encantada de volver a Melbourne", afirmó el mandatario australiano, quien fue más cauto al referirse a las acusaciones por revelar secretos de Estado chinos que pesaban sobre la periodista en el país asiático.

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