Mora: el precio de la vanidad
L os que más se quejan de la crisis son los que menos dejan su estilo de vida; frecuentan restaurantes de lujo, usan ropa cara (fiada, por supuesto) y hacen alarde de estar al día en la moda tecnológica.
No pierden su estatus, mantienen las apariencias y no se privan de nada; por su vanidad caen en mora y ahí le endosan a otros los motivos de su incumplimiento. Ampliando el informe de EXPRESO se podría hacer un sondeo entre morosos para saber la tasa de los que se endeudan, razonablemente, para lo indispensable y necesario y los que lo hacen, irresponsablemente, para lo accesorio y superfluo y después no pagan.
Miguel Ulloa Paredes