Atractivo. Los expertos consideran que, a pesar de la desatención, el centro todavía es atractivo.

“El centro tiene un potencial muy grande por recuperar”

Urbanistas de Medellín dicen que la zona invita al turismo, pero hay que solucionar la inseguridad. Para los expertos locales, faltan parqueos, seguridad e iluminación.

Pedro y Eusebio Ortiz no le quitan la mirada a un adolescente desharrapado que, la mañana de ayer, caminaba tambaleante por la avenida 9 de Octubre y Malecón. Los hermanos, quienes habían llegado minutos antes hasta las bancas ubicadas en las veredas, estaban a punto de llamar a la policía.

“Así andan esos muchachitos, drogados por el centro o queriendo robar, sobre todo en la noche”, le comenta Pedro a su hermano, quien añade que por situaciones como estas ya no se puede disfrutar de una caminata o una charla en este sector.

La inseguridad, aseguran, es una compañera de paseo de quienes se aventuran a salir, y eso aleja cada vez más los recuerdos que tienen del centro de hace 20 años: bares, peñas, cafés, salones, discotecas y restaurantes que acogían a guayaquileños y turistas.

Hernando Gómez y Mónica Pabón opinan lo contrario. El ingeniero civil y la arquitecta son colombianos, de Medellín, y recorrieron por primera vez el centro de Guayaquil el pasado 21 de julio. Quedaron encantados. “El centro de Guayaquil tiene los mismos problemas que el centro de Medellín, pero supremamente menores. El centro guayaquileño todavía tiene esa esencia de comunidad. Es muy vibrante. Tiene un potencial muy grande por recuperar”, lo describe Gómez.

Ambos especialistas en urbanismo llegaron a la ciudad a dar el conversatorio ‘Medellín: de sus comunas populares a su patrimonio histórico y cultural’ y a presentar su proyecto ‘San Ignacio, patrimonio, cultura y educación’, que busca rescatar al centro de esa urbe colombiana.

Explicaron que, a pesar de que Medellín es un laboratorio social y referente de urbanismo en Latinoamérica, sus circunstancias de violencia extrema llevaron a sus autoridades a enfocarse en rehabilitar sus comunas periféricas, descuidando el centro. “No nos quedó de otra”, justificó Pabón, quien añade que ese beneficio debería ser tomado en cuenta en Guayaquil, cuyo centro tendría un alto potencial turístico si sus autoridades le prestaran atención a los proyectos que lo levanten.

A Gómez, como turista, le pareció “terrible” el hecho de que el malecón Simón Bolívar tuviera una reja. De hecho, la primera foto que tomó de la ciudad fue esa: las rejas del malecón porque le extrañó la medida. “Es como decirle al turista: ‘Hey, somos una ciudad insegura’”, acotó.

Admiró, en cambio, que hubiera bancas, como las de la avenida 9 de Octubre donde estaban sentados Pedro y Eusebio. “Es un lugar que aún invita a ir a tomarse un café, pero necesita solucionar sus problemas”, dijo Pabón.

Problemas que el morador Manuel Muñoz ya está cansado de enumerar: falta de iluminación por las noches, inseguridad, mendicidad, falta de parqueo, de zonas exclusivamente peatonales. Molestias que, como publicó EXPRESO en una edición anterior, generan malestar en al menos 13 cuadras de la 9 de Octubre, en el tramo que va desde las calles Tungurahua hasta Pedro Moncayo.

El miembro del directorio del Comité Cívico Pro Centro de Guayaquil, que nació para recuperar a este sector, es fatalista al asegurar que si no se brinda atención, “el centro lastimosamente tiende a morir”.

“Hay una gran inversión aquí, pero mire cuántos edificios vacíos existen. Además, está el tema de la oscuridad. Tiene que haber una iniciativa que dinamice el movimiento en las noches. Darle incentivo a la gente a que nos visite”, indicó; mientras Jorge Vásquez, otro comerciante, hizo hincapié en la idea de reactivar la calle Panamá.

“Necesitamos que la zona rosa vuelva, eso daba vida al sector, que es el corazón de Guayaquil. Necesitamos más opciones de distracción. Solo en el perímetro que va desde las calles Lorenzo de Garaycoa, Loja, el Malecón y Colón, existen miles familias, comerciantes y turistas que a diario recorren las calles. Si el abanico de opciones se abre para divertirse, la gente se va a quedar allí. O más aún, va a volver”, pensó.

Rafael Barrezueta es administrador de un restaurante de la zona. Aunque la mayoría de negocios cierra pasadas las 18:00, él insiste en abrir sus puertas hasta las 20:30 de lunes a sábados.

Sin embargo, resalta que la presencia de indigentes y de extranjeros que piden ayuda en la zona dificulta la situación de su negocio. “Los clientes se sienten inseguros e incómodos cuando una de estas personas ingresa al local”, menciona.

Coincide con Muñoz e insta a que se debe buscar un mecanismo humanitario para alejarlos del área, pues creen que esto ahuyenta a los visitantes.

El arquitecto Héctor Hugo, experto en urbanismo sostenible, quien ha desarrollado varios proyectos para recuperar algunos sectores de la ciudad, entre ellos el centro, sugiere tres alternativas para dinamizar el sitio. La primera es crear supermanzanas, como la de la zona del Municipio de Guayaquil, y restringir el ingreso de vehículos.

La segunda es cambiar el uso de suelo, con el fin de que en el lugar se instalen más locales que ofrezcan servicios turísticos, culturales y de entretenimiento. “O en la noche colocar alguna especie de stand móvil que atienda a los visitantes, como una especie de plaza Guayarte”, sugirió.

Como último punto, cree que es importante pensar en ciclovías para recorrerlo, aunque considera que “hay muchas y muy buenas ideas, pero hace falta que alguien las transforme en un estudio y presente la prefactibilidad y la factibilidad al Municipio o que el mismo Municipio las desarrolle a nivel de proyecto”, reiteró.