Jaime Leal: Al empleado se lo motiva no solo con dinero
Según cifras publicadas por la revista Harvard Business Review, los empleados que son más felices logran ser 300 % más innovadores y un 33 % más productivos.
Es una realidad. Las personas buscan un empleo pensando siempre en lo económico, pero solo permanecen en él si existe un “salario emocional”.
Para muchos quizás este término resulte desconocido. Tiene lógica. Se trata de un novedoso programa de gestión empresarial reconocido y aplicado recién en los últimos años en países como Estados Unidos y Canadá.
¿De qué se trata? Lo explica Jaime Leal, psicólogo, ‘coach’ mexicano y conferencista que hoy y mañana impartirá un taller sobre esta especialidad: el salario emocional es todo aquello que trasciende al dinero. En pocas palabras, un sinónimo de felicidad. Una retribución no económica que permite el desarrollo profesional de la plantilla, mejorando la imagen de la corporación entre los empleados, así como el ambiente laboral.
Tener un buen sueldo ya no es suficiente, precisa. Ahora los trabajadores buscan respeto, consideración, equidad, buenas relaciones, buen trato. “Las personas buscan ese equilibrio vida/trabajo... Esperan desarrollarse en un ambiente agradable o, al menos, ser reconocidos por sus habilidades cuando cumplan a cabalidad determinada tarea”.
Lastimosamente, agrega, no todos tienen la oportunidad de laborar en un ambiente así. Y como resultado la gente rota, se ausenta entre las jornadas, es partícipe de conflictos internos o es víctima de un sinfín de accidentes. En su mayoría causados por ese descuido, “fruto del desgano de estar en un lugar en el que ya no se sienten bien”.
En casos extremos, en cambio, se van. Leal apoya su criterio con cifras: 7 de cada 10 renuncian, a nivel global, por inconformidad.
¿Y qué pasa con aquellos que no lo hacen, que deciden quedarse por el factor dinero?
Se enferman, recalca. Sufren de estrés, caen en depresión, reducen su productividad y no se comprometen con la empresa. Se desmotivan.
Y en esos casos, puntualiza, es la obligación de los gerentes, de los jefes y de los departamentos de recursos humanos cambiar. Mejorar sus habilidades de comunicación y alinear el propósito de los colaboradores con el de la empresa, a fin de que logren estar más contentos y tranquilos. “Eso los impulsará a desarrollar más ideas, evitará la rotación de personal y, por ende, la pérdida de tantos miles de dólares”.
Lo mejor de todo es que no hay que hacer mucho: la motivación, en la mayoría de los casos, no cuesta nada. Basta cambiar ciertas actitudes, la forma de interactuar. “Una palmada en la espalda, permitirle al empleado salir antes de hora para cumplir con sus compromisos familiares o estudiar, lo harán sentirse bien. Laboralmente lo retendrá. Y a nivel de mercado, atraerá el talento, siempre al mejor”.
En el mundo, compañías como Amazon y Google toman muy en serio esto. Ofrecen, por ejemplo, bonos de bienvenida a sus empleados, paquetes de acciones y zonas de relax para que sus ‘chicos’ puedan tomarse un descanso.
Otras, en cambio, y sin necesidad de ser grandes multinacionales, promueven prácticas de salud y bienestar entre su plantilla, para lo cual ofrecen descuentos en gimnasios, en fisioterapia o locales de alimentación saludable.
En Ecuador esa transformación ya se la está percibiendo: los gerentes se preocupan más por el bienestar de su personal. Herbalife, por ejemplo, desde el año pasado implementó una campaña que apunta a mejorar la actitud y las ganas que el trabajador inyecta en su labor. Liberty Seguros, en cambio, diseña diversas actividades que ayudan a promover el equilibrio entre la familia y el trabajo. También le apuesta a las pausas activas, una serie de actividades y ejercicios que los colaboradores realizan durante 10 minutos para romper la rutina diaria.
Ambas compañías se inclinan también por la formación interna, las capacitaciones. Saben que esta es una inversión (no un gasto) que fomenta la productividad.