Hechos politicos

Contemplamos abismados cómo se abren las cloacas en medio de nosotros, para dejar salir sapos y culebras a borbotones, cual expresión viviente del caos, desorden e inmoralidad de los últimos tiempos.

Esperamos los juicios y las sentencias frente a los abominables casos de corrupción, donde sus autores, despreciando una coima o comisión modesta, abrían las fauces cual lobos famélicos, prestos a engullirse los bienes de la nación.

Dudamos sobre los resultados de juicios y sentencias en contra de los culpables de las atrocidades cometidas, preguntándonos ¿qué sucederá con lo que se embolsicaron, que debe estar perfectamente ubicado en manos de terceros o testaferros y que posiblemente, nunca recuperaremos?

El hampa política que se lucró de la patria, obtendrá sin duda una sentencia de magnitud variable, que los recluirá en una casa de salud o a domicilio, para una vez cumplida, salir a la luz a regodear su anatomía por calles y plazas y muy orondos, disfrutar de lo mal habido, cual pelucones verdes del siglo XXI.

Un jefe de Estado responsable y honesto, nombra como secretarios de Estado a personas igualmente responsables y honestas, los que a su vez en sus diversos portafolios o entidades, nominarán igualmente a personas con iguales cualidades, en la seguridad de que guardarán con celo los intereses del Estado y tendrán la personalidad y autoridad suficiente para expresar al primer mandatario su opinión o criterio cuando fuese conveniente y de esta manera, él pueda contar con una asesoría íntegra y permanente.

El presidente de la República, es el único responsable de todo cuanto ha sucedido en el Ecuador y como ejemplo, les recordaré la historia del contrato que pretendió ejecutarse para la construcción de la carretera Méndez-Morona, que iba a realizar la constructora A-G.

El presidente Osvaldo Hurtado encontró fallas en él, entregándolo al entonces ministro de OO. PP., Ing. Edwin Ripalda, hombre capaz y honesto, quien lo vetó tajantemente por cuanto era perjudicial para los intereses nacionales. ¡Así se trabajaba en la larga noche neoliberal!

Y sigo andando...