El desarrollo socioeconómico, político y cultural de Guayaquil tiene una extensa historia de origen, permanencia y proyección con crónicas y memorias que la muestran en relatos sólidos de larga duración, los cuales se renuevan cotidianamente porque sus actores la crean, recrean y tejen colectivamente. De ahí que entre ella y sus actores-autores no hay distancias y olvido sino un presente interminable.
Por eso la urbe tiene la textura de una sociedad que nació para permanecer y ser la cuna y la antorcha de la libertad que se hace, deshace y renueva constantemente. Está hecha de un tejido colectivo, humano y mundano, de un complejo de diversos étnicos y culturales que siempre han buscado y buscan ser unidad en la diversidad.
Y precisamente en esa pluralidad es donde hay que comprenderla para comprendernos, pues cada uno la asume, la interioriza, deja que lo penetre y la vive con un amor inseparable que se renueva constantemente. Esto es lo que la ha hecho, la ha construido y la ha tejido como la urbe de la libertad, del emprendimiento, del comercio libre y del respeto a la heterogeneidad sociocultural y humana que en ella vive, pervive y renace. Por eso uno de sus significados, casa grande, sirve para que la entendamos de mejor manera.
Esto es lo que explica cómo y por qué sus imaginarios socioculturales, siempre abiertos, plurales y de multiplicidad de sentidos están, viven y se expresan en cada uno de los guayacos que saben que están en la ciudad pero que también la ciudad está penetrándolos a ellos. Por eso cada julio, cuando se recorren sus calles, parques, avenidas, el malecón, y se observa y goza de su río-ría y su estero Salado que genera dulzura, cada uno la vive, experimenta y goza a su manera.
He conocido y registro múltiples imaginarios de la ciudad que no duerme ni se cansa, que da todo y solo pide que su piel, cuerpo y espíritu estén en cada uno de los guayaquileños, cantando Guayaquil de mis amores. Para que Safadi, JJ, Barcelona, Emelec, el Cristo del Consuelo, el Centenario, la Bahía, suburbio, Guasmos, peri, Alboradas, Sauces y las ciudadelas aniñadas, cada uno tengan relatos propios que desde ellos cuenten sus historias.