Malestar. El cambio de pañal para sus hijos debe arreglarse en cualquier silla pública, porque el sitio más cercano está a 10 cuadras de distancia (desde el parque Centenario hasta el malecón Simón Bolívar).

Una generacion de parques carentes de sanitarios publicos

Hay incomodidad en residentes y extranjeros. No hay propuestas ni respuestas del Municipio. Una norma asegura el uso de baños en locales, solo para clientes.

Sea a hurtadillas, con la venia de los dueños de locales o con una compra obligada como excusa, la forma común de aliviar las necesidades biológicas en el centro y sur porteño es recurrir a casetas comerciales. Otros (al margen de la ley) terminan descargando en cualquier esquina o árbol.

“Los baños públicos son inexistentes en el centro de la ciudad, ni hablar en el sur, en cada parque o plaza. Es un gran inconveniente”, observa Jorge Peñaherrera, guayaquileño.

EXPRESO recorrió la mayor parte de parques municipales y estatales importantes del centro y sur de Guayaquil, para comprobar el escenario. Parques representativos de la administración del Municipio como el Centenario, Seminario (de las Iguanas), Plaza San Francisco, Pedro Carbo y La Victoria, o más pequeños como el parque Chile o San Agustín, no cuentan con sanitarios.

De la falta de baterías sanitarias se excluye a los parques administrados por el Estado Huancavilca y Unamuno y el municipal Forestal. Se desconoce si además de este último hay otros que sí tienen baños, porque el Departamento de Comunicación municipal no respondió al respecto.

William Guzmán, habitante porteño, está consciente de los efectos desagradables que provoca la falta de infraestructura sanitaria, sumada a la poca cultura ciudadana. “La situación se complica en la higiene de la ciudad, porque toda edificación se convierte en urinario público. Y esto sucede en pleno centro de la urbe. La imagen que damos al extranjero es tercermundista”, opina.

En el parque La Victoria, por ejemplo, el olor a orina evaporada con el sol ha vuelto intransitable el área. “Esto apesta todo el día, nadie limpia ni controla”, dice Carmen Torres, comerciante. Esto sucede pese a que la ordenanza municipal de Uso del Espacio y Vía Pública establece multas y hasta cárcel por satisfacer las necesidades en la vía pública.

Carlos Lasso, historiador, coincide en la observancia ecológica que se está pasando por alto en Guayaquil. “Las autoridades desconocen que existe una materia que se llama ecología, que entre otras cosas da facilidades a las necesidades humanas. Si la gente se orina en la calle porque no tiene dónde hacerlo, eso es un problema ecológico”, explica.

Así, lo único que se conoce es que el artículo 23 de la normativa citada anteriormente indica que todo establecimiento comercial e industrial con una superficie mayor a 30 metros cuadrados deberá tener un servicio higiénico para el uso libre y directo de sus clientes. Y ser cliente implica comprar.

A estos problemas de los habitantes locales se suma el del nicho turístico. “Cuando yo pregunté si había baños en las plazas o parques, me dijeron que solo en el malecón (Simón Bolívar). Y claro, una como turista puede tener la necesidad y lo que nos tocaría ahora es regresarnos al hotel”, comenta una turista chilena que prefirió identificarse solo con su nombre, Marcela.

Solange Garcés, experta en turismo, estima que se debería analizar las estadísticas de visitantes (locales y extranjeros) que demandan este servicio. “Si la afluencia es grande, eso tiene que darnos a pensar que hace falta cubrir una necesidad”. Asimismo, recomienda hacer alianzas público-privadas, que administren las baterías sanitarias para evitar su mal uso.

Se consultó mediante llamada a Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Municipal de Turismo, sobre este tema; pero advirtió que no es un área de su competencia, y que de ser el caso responderá vía e-mail.

La falta de servicios higiénicos no siempre fue parte del panorama que presentan los parques del centro y sur de Guayaquil.

“En la alcaldía de León Febres-Cordero, al menos en el parque Centenario había una batería sanitaria. Era una especie de kiosco con dos entradas: para varones y damas. Yo lo usé varias veces. Ahora ya no hay, aunque la necesidad existe”, recuerda Lasso.

El guayaquileño Rafael Veintimilla también los recuerda, pero precisa que no tenían un aseo adecuado. ¿Cuándo desaparecieron o por qué? No lo sabe, aunque reconoce que son necesarios.

NO HAY RESPUESTA

EXPRESO envió las preguntas a la subdirectora municipal de medios, Gardenia Elizalde, para que remita al área pertinente, y no obtuvimos respuesta.

Pregunta 1: ¿Por qué no hay un plan de construcción de sanitarios?

Pregunta 2: ¿Cuáles son las opciones para cubrir las necesidades de turistas, mientras visitan parques?

Pregunta 3: ¿De qué manera se controla las descargas cerca a los parques?

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