Flexibilidad laboral
El Gobierno se apresta a enviar a la Asamblea una nueva ley sobre temas laborales. Su texto aún no se conoce con exactitud, pero se ha escuchado a la autoridad indicar que se busca crear un ambiente de flexibilidad para proteger el empleo frente a un entorno recesivo. Debemos recordar que no fue hace mucho tiempo que se aprobó otra ley, y previo a esta una serie de normativas que generaban condiciones duras para la movilidad laboral. En temas de trabajo remunerado hay que dividir las normativas públicas en dos tipos: un grupo que incrementa las condiciones mínimas de compensación, y otras que buscan generar “estabilidad” para los trabajadores. Dadas las imperfecciones del mercado laboral, se entiende que los gobiernos busquen dirección pública en las relaciones laborales, sin embargo, en muchos casos esta termina dañando la esperanza de empleo, especialmente para los jóvenes. Observemos tres economías para sacar conclusiones: España, EE. UU. y Ecuador. En España las barreras de salida para reducir la plantilla son tan grandes que un empresario debe tener la certeza de éxito en un proyecto (situación impensada en un ambiente de emprendimiento) para contratar a un trabajador. Si fracasa, terminar la relación laboral tiene costos enormes. En Estados Unidos por el contrario, existe una gran posibilidad de emplear y reducir la plantilla, sin que aquello represente costos altos. En Ecuador finalmente, terminar la relación laboral tiene elevados costos. Extrayéndonos de otras condiciones económicas y centrándonos solo en esta, el estímulo para emprender le dará una ventaja enorme a los EE. UU., así como la capacidad de reponerse de una crisis. Usando cifras comparables, EE. UU. tiene 95,1 % de ocupación plena, frente a 79,9 % de España y 44,6 % en Ecuador. España no saldrá de su espantoso desempleo si no emprende reformas laborales profundas, así como Ecuador no logrará un mayor nivel de ocupación plena, si no estimula el asumir riesgos compartidos. La inflexibilidad laboral es otro caso donde escogemos que el perro no nos muerda ahora, sino que muerda a nuestros hijos mañana.
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