El parque de la quinta etapa se vuelve un lodazal en estas épocas. Allí los niños no juegan. Incluso la cancha está repleta de maleza.

El fango hace resbalar las casas de la Balerio Estacio

Las noches de lluvia causan temor en los moradores de la cooperativa Balerio Estacio, una zona del norte de Guayaquil donde las veredas son de tierra y las calles, en esta época, se convierten en riachuelos rodeados de maleza.

Las noches de lluvia causan temor en los moradores de la cooperativa Balerio Estacio, una zona del norte de Guayaquil donde las veredas son de tierra y las calles, en esta época, se convierten en riachuelos rodeados de maleza.

Pero aquello no es lo peor. Las casas, literalmente, se resbalan en el sector, que en los casos más graves pierde incluso los caminos demarcados como vías a causa de las lluvias.

En la manzana 1928, por ejemplo, la quinta etapa de la cooperativa perdió un tramo de su calle principal la mañana de ayer. Es el segundo incidente de este tipo en el mes, recuerda Maribel Zambrano, la propietaria del solar 15, villa que ahora está al pie de un agujero enorme de más de metro y medio de profundidad.

Ella tiene tres hijos. Uno de meses y dos niñas de 8 y 13 años. “Ya están advertidas de que deben caminar con cuidado, pero de todas formas me asusta. Cuando llueve, ni siquiera puedo conciliar el sueño. Temo que la casa se caiga”.

En esa cuadra hay otras dos viviendas en riesgo, una de las cuales perdió ya tres pilares. Hace un mes, en ese mismo sector se cayó una vivienda completamente.

El panorama es igual en otras zonas de la cooperativa. En lo que va del año, lamenta el motociclista Franklin Burgos, al menos unas ocho casas se han caído.

Su percepción no se aleja de la verdad. El pasado 3 de marzo, a causa de la fuerza del agua que bajaba de los cerros del bloque 4 de la cooperativa, en la tierra se abrieron grietas que ocasionaron la caída de tres postes de energía eléctrica.

En febrero otra moradora, Paola Ojeda Ojeda, de 47 años, se quedó sin hogar después de que su vivienda se desplomara por la lluvia.

Otro habitante, Mario Aguilera, de la cuarta etapa de la cooperativa, consultado por este Diario para una publicación anterior, debió elevar el piso de su casa para evitar que el agua ingresara al interior.

La zozobra por la vulnerabilidad del terreno es tal que los propietarios tienen que colocar sacos de arena en los contornos de sus domicilios para que el agua no entre. Una medida que no siempre es del todo eficaz, pues el lodo torna resbaladiza el área y constituye un peligro mucho mayor para los niños y adultos mayores que viven en el sector, en el que, por supuesto, no existe alcantarillado.

En la Balerio Estacio hay algunas vías de acceso pavimentadas. La gran mayoría, sin embargo, son de tierra. La fuerza de la lluvia desaparece paulatinamente el terreno.

Jorge Berrezueta, director de Obras Públicas del Cabildo, dijo a EXPRESO que personal del departamento que preside y de la Dirección de Riesgo realizó una inspección. “He dado indicaciones para que se consiga material de cantera para que con eso se evite el desmoronamiento”, señaló el funcionario sobre un posible nuevo relleno en el lugar.

Un parque en completo abandono

Cuando baja el agua de las lomas de la quinta etapa de la Balerio Estacio, se acumulan en un parque con cancha que el Municipio inauguró en 2014 y que hoy está lejos de ser un lugar de distracción.

El director de Parques y Áreas Verdes, Abel Pesántez, recordó a este Diario que “la política del Cabildo es que cuando se construye un parque se lo entrega a la comunidad y esta se encarga de cuidar y mantener el área”.

“El Municipio no tiene capacidad ni presupuesto para mantener más de 2.000 áreas verdes. La política está implementada hace mucho tiempo. La comunidad debe ser participativa”, aclaró el funcionario ante las quejas.