De la etapa feudal al capitalismo derivado de la transformación industrial, han sucedido acontecimientos que ocasionaron dolor a la humanidad. En estos días hemos vivido nuevamente la rebeldía de los pueblos, cuyo dolor de siglos se ha desahogado en forma agresiva, como en Chile, donde el desarrollismo económico ha traído beneficios a ciertos estamentos, pero las mayorías cargan las desventajas, manifestándose multitudinariamente en las calles, con alta dosis de agresividad, obligando al gobierno a revisar las condiciones vigentes. Los extremos siempre son nocivos, tanto el totalitarismo de izquierda, que produjo sufrimientos donde imperó y en los países que aún persiste, como la extrema derecha del nazifascismo, cuyos crímenes no tienen paralelos en la historia. Nuestros pueblos y toda la humanidad deben encontrar fórmulas de producción y desarrollo, promoviendo la inversión interna y externa, pública o privada, protegiendo la propiedad y el emprendimiento, sin que signifique privilegiar lo económico sobre el capital humano, objeto y fin de toda sociedad justa y solidaria, dentro del marco democrático. Los pueblos no olvidan a quienes han ocasionado perjuicio, presentándose ahora como heraldos de soluciones sociales y económicas, al promover revanchismos porque sus intereses personales o de grupo se afectaron.

Ab. Jorge Chambers Hidalgo