La edad mínima para jubilarse en Ecuador es 60 años, siempre que el afiliado haya cumplido con 30 años de aportaciones. Entre los 65 y 69 años de edad, podrán acogerse quienes hayan alcanzado los 15 años de aportes.

Este panorama podría cambiar si se llega a cristalizar una idea, desde el Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), de romper el límite de jubilación y dar paso a que las personas puedan acceder a su pensión vitalicia cuando lo deseen, después de cumplir los años y aportaciones necesarias.

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“La propuesta no es aumentar la edad de jubilación en ningún caso. La propuesta es que el individuo que se vaya a jubilar pueda escoger entre hacerlo a los 60 (años) con 360 aportaciones o hacerlo más tarde y recibir más dinero al mes”, explica a EXPRESO el doctor Eduardo Peña Hurtado, presidente del Consejo Directivo del IESS.

Y da un ejemplo. Si el afiliado llega a los 60 años con las 360 aportaciones, tendrá su pensión de alrededor de $ 2.000; pero si decide jubilarse a los 65 años, tendrá unos $ 2.400 mensuales; y si decide esperarse hasta los 70, su pensión sería de $ 3.000.

Esta idea es uno de los 17 mecanismos que el Directorio va a plantear en los próximos meses para introducirlos en la legislación como parte de la reforma estructural de la Seguridad Social. Antes, dice Peña, se hará la socialización con la ciudadanía, acompañada de las proyecciones actuariales a 50 años con los tres escenarios indicados, para que la gente escoja.

La abogada laboral Patricia Borja, experta en el sistema del IESS, explica que para que esta idea sea una realidad, la propuesta debe seguir una vía legal que terminaría en un debate en la Asamblea Nacional, como una propuesta del presidente del país, Daniel Noboa. Primero deberá ser calificada por el Consejo de la Administración Legislativa.

Dejar que las personas se jubilen con más edad se acopla a los nuevos tiempos ya que, según Peña, el sistema de jubilación fue pensado hace 96 años, cuando la esperanza de vida de los ecuatorianos era de 71 años.

“En el siglo XX a los 70 las personas podrían estar con oxígeno en una cama, pero en el siglo XXI están jugando pelota con los amigos. Hoy en día, 70 años es una linda edad para jubilarse. Este aumento de la longevidad hace que tengamos que repensar la estructura de la seguridad social”, menciona.

Bajo la idea del Directorio, esperar más tiempo para jubilarse significa más años de aportaciones en el IESS y garantizarse una mayor pensión al jubilarse.

Pero más que aportar a la mitigación de la falta de liquidez del IESS en el fondo de pensiones, que según el último estudio actuarial alcanzaría a finales de este año un déficit de $ 312 millones, la propuesta cae en una contradicción. Así lo dice el sociólogo Henry Llanes, presidente del frente nacional Por un Nuevo IESS, que entre otras funciones vela por los derechos de los afiliados.

“Lo que busca el Directorio es prolongar la edad de jubilación para que haya más aporte y financiar las prestaciones. Pero si es para solventar problemas de crisis económica del IESS, no tiene lógica porque se quiere incrementar la edad de jubilación pero asimismo se incrementará el porcentaje a pagar”, advierte Llanes.

Además el sociólogo opina que “la propuesta es irresponsable, porque no parte de un análisis de las condiciones económicas de Ecuador, ni tampoco parte de estudios actuariales”. Lo que quiere decir es que el principal del Directorio lanza la idea sin mostrar, por ejemplo, las estadísticas del estado de salud o mortalidad de los afiliados de 50 a 60 años, para sacar una conclusión de que a los 70 años se puede seguir trabajando sin dolencias.

Con él coincide Borja, quien menciona que la Corte Constitucional permite cambios en el sistema del IESS, pero con una justificación. Sin embargo, señala que los últimos estudios actuariales, que muestran la real situación actual del IESS, solo abarcan hasta el año 2018.

“Para que esta propuesta entre a trámite legislativo, deberá contar con un estudio actuarial (justificación técnica)”, señala la especialista, quien enfatiza que al proponer un número mayor de aportaciones, se está proponiendo un incremento en la edad para jubilarse.

Borja añade que para aplicar este tipo de propuestas, hay que analizar la situación del empleo en el país, ya que si lo que se quiere es alargar los años de afiliación, hay que garantizar que haya empleo suficiente para que los afiliados, sobre todo los del régimen voluntario (que pagan sus aportaciones de manera independiente), puedan seguir haciéndolo. “Hay afiliados voluntarios que pagan la aportación con las últimas. Hay un divorcio entre la situación de la seguridad social y la situación del empleo en el país”.

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