Espera. La policía impidió que la tienda que forma parte de la casa sea abierta al público, hasta revisar la escena.

Por dinero lo dejaron dos metros bajo tierra

La noche del miércoles, el cadáver del norteamericano fue descubierto dos metros bajo tierra, en una vivienda de la ciudadela Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil.

El 19 de octubre de 2016, fue la última vez que el estadounidense Jonathan Charles Gilchrist, de 56 años, fue visto por los guardias del condominio donde vivía, en el cantón Salinas (Santa Elena). Cinco meses después, su cuerpo apareció enterrado.

La noche del miércoles, el cadáver del norteamericano fue descubierto dos metros bajo tierra, en una vivienda de la ciudadela Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil.

Las pistas llegaron a la Policía por medio de una mujer que habría presenciado la muerte de Gilchrist, quien -a finales de 2016- le habría enviado un mensaje de texto a un amigo para contarle que viajaría a Colombia a comprar una propiedad.

Según el parte policial, la informante habría confesado que se trató de un homicidio y habría dado los nombres de los presuntos involucrados en el hecho.

El fiscal Santiago Rivadeneira, encargado del levantamiento del cadáver, indicó que dos personas ya están detenidas y que, aunque las investigaciones continúan, todo apuntaría a que lo asesinaron por dinero.

“La víctima es pudiente, tiene algunas propiedades en algunas partes del Ecuador y por ese motivo, por el dinero se han confabulado con unas tres o cuatro personas que están como sospechosas”, detalló el fiscal.

Además, Rivadeneira mencionó que los detenidos son conocidos del extranjero y que uno de ellos había alquilado esa vivienda durante el mes en que Gilchrist desapareció.

Para hallar el cadáver, personal de Bomberos tuvo que utilizar maquinaria especial y les tomó seis horas retirar el cuerpo sin que este se desmembrara.

El estadounidense había sido enterrado de lado y sin ropa, aparentemente sin vida. Según las primeras investigaciones, “simplemente lo habían arrojado ahí y alguien se había encargado de echar la tierra y sellarlo con cemento”, dijo el fiscal.

La mañana de ayer, los moradores del sector no salían del asombro. Todos coincidían en que Gilchrist no había vivido en esa casa, ya que ninguno lo había visto antes. Pero sí recordaban que dos muchachas habían alquilado el sitio meses atrás. De ahí estuvo desocupado por un tiempo.

La vivienda estaba custodiada por policías que esperaban el arribo de Criminalística para levantar los indicios de la escena. El hueco en donde habían enterrado al extranjero podía verse desde una ventana que estaba junto a la puerta de ingreso a la casa, y que según uno de los vecinos, había sido construida hace dos meses por la propietaria.