Las reacciones del Gobierno para muchos ecuatorianos son tardías. La desconexión del primer mandatario Guillermo Lasso con la realidad y con las emergencias que se suscitan muestra su desinterés. Esta tónica ha marcado el ritmo en cómo ha manejado el país.

Como, ese sábado de noviembre de 2021, cuando el presidente Lasso vistió de esmoquin y brindaba por un aniversario del Cuerpo de Marines estadounidense mientras se producía una matanza en la Penitenciaría del Litoral y recién tres días después, el Ejecutivo anunció unas medidas que no resolvieron los problemas carcelarios.

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O como la reacción tardía del Gobierno de dialogar con el sector indígena antes y mientras se desarrollaba la manifestación social, que al final duró 18 días, el año pasado. O que desde el Estado no se haya previsto el mantenimiento a tiempo de las centrales de generación térmica ni se haya invertido en nuevos proyectos para aumentar la producción eléctrica para así cubrir la demanda; lo que motivó el disgusto y el reclamo de varios sectores productivos y de la ciudadanía tras la ejecución del programa de racionamiento.

Recién el sábado 28 de octubre, dos días después de haber retornado de Perú, Guillermo Lasso volvió a viajar, pero al norte, a Colombia, para solicitarle a su homólogo, Gustavo Petro, suministre energía a Ecuador. Así también se comunicó telefónicamente con la presidenta de Perú, Dina Boluarte, para pedirle dotación energética, aunque pudo haberlo hecho el miércoles y el jueves que estuvo en el vecino país del sur.

Para el ciudadano Guillermo Reyes, las acciones del Gobierno han sido a destiempo y ahora que “el que se va asegura que el Seguro tiene los medicamentos, pero no es así”. A él se le ha hecho difícil conseguir sus medicinas, como una cita médica.

El guayaquileño Alejandro Palacios está decepcionado porque las acciones no son tomadas con el fin de prever calamidades, sino que esperan a que pasen las cosas para recién tomar acciones. “No puede ser que tengan que esperar a que llueva para obtener la energía eléctrica necesaria; las cosas no son así”.

Juan Carlos Valarezo, coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), atribuye estos problemas a la falta de gobernabilidad y de un gobierno que pueda establecer políticas con un objetivo claro, sostiene.

A criterio de Carol López, socióloga y catedrática de la Universidad de Guayaquil, esto son síntomas de una crisis de gobernanza y de institucionalidad por el abandono, debido a que “las autoridades están viviendo en una burbuja”. Además, si analizamos las acciones que ha tomado y los sectores en los que han intervenido, podemos denotar la improvisación, la poca preparación y la falta de coordinación, de estudios prospectivos y de planificación de las diferentes carteras de Estado, lo que se nota al revisar que estas no han alcanzado los resultados previstos en sus planes, expone.

La cédula presupuestaria del Ministerio de Defensa Nacional registra, hasta septiembre, una ejecución del 57,64 % de su presupuesto anual. En cambio, el Ministerio del Interior, solo el 7,29 %. “Esto no significa ahorro, sino ineficiencia”, manifiesta la socióloga López.

Por otra parte, Miguel Chavarría, sociólogo, experto en Ciencia Política y catedrático de la PUCE, sostiene que el jefe de Estado no ha contado con un grupo de asesores ni personal capacitado que estén al frente de las carteras de Estado y a él solo le interesó sacar a flote una economía que dejaron los dos gobiernos anteriores a él, pero solo eso. Agrega que a Lasso “solo le ha interesado la honorabilidad de su nombre y apellido, que el país en sí”.

Además, ante las crisis estructurales sociales, los planes deben ir mucho más allá de los estados de excepción, “pero eso no se evidencia”, sino que demuestra que desconoce que estos problemas necesitan decisiones prolongadas para obtener resultados efectivos, expresa Chavarría. “Él ha pensado que los tiempos políticos de la República son casi como los tiempos de la administración de un banco”.

Todas estas acciones significan, a juicio de López, que el Gobierno ha atentado sistemáticamente contra los derechos humanos de la ciudadanía, tanto en el nivel carcelario, de seguridad, de salud, educativo.

“Nosotros pagamos nuestros impuestos para que el Estado cumpla con sus obligaciones”, aunque no todos lo hacen, porque si hubiera una eficiencia del cobro de esto a los grupos económicos y hegemónicos que manejan la economía del Ecuador, el Estado tendría el dinero suficiente para implementar políticas públicas, dice.

La ciudadana Tania Solórzano califica al gobierno de Guillermo Lasso como un mal régimen, por lo que quiere “que se vaya”, ya que durante este tiempo cree que no ha hecho nada. “No ha ayudado a la ciudadanía, solo se ayuda a sí mismo, porque tiene plata; en cambio, nosotros estamos de mal en peor, porque hay delincuencia, asesinatos” y agrega que teme que el nuevo primer mandatario, Daniel Noboa, sea similar al que aún se encuentra en funciones.

El país que le tocará gobernar a Daniel Noboa

Para arreglar este país, el presidente electo Daniel Noboa, una vez que se ostente la banda presidencial y se posesione en Carondelet, debe recuperar el control del Estado. Además, su planificación debe estar concentrada en las acciones urgentes, emergentes y permanentes de políticas públicas, hace énfasis López.

Paúl Salas, ciudadano que atendió una consulta de Diario EXPRESO: Las medidas que ha tomado el Gobierno son pésimas, son parches a lo que él cree que son las necesidades del pueblo. Manotazos.

Alejandro Palacios, ciudadano que dedicó un tiempo a este Diario: Me siento decepcionado. Así cambien de presidente, igual será lo mismo. Esperan a que pasen las cosas para tomar acciones.

Carol López, catedrática de la Universidad de Guayaquil: Lasso ganó la Presidencia con un plan de gobierno, pero ni siquiera ha podido ser implementado efectivamente.

Miguel Chavarría, catedrático de la Pontificia Universidad Católica: El gobierno de Guillermo Lasso no ha logrado constituir planes reales más allá de la atención de una emergencia.

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